El desarrollo profesional es el proceso que atraviesa una persona en el mundo laboral a medida que adquiere experiencia y conocimientos. Esto supone que el trabajador va progresando o avanzando en su carrera.
La idea de desarrollo alude a una evolución. El adjetivo profesional, en tanto, califica a aquello vinculado a una profesión: un oficio o empleo que un individuo ejerce a cambio de un pago.
De este modo, cuando un individuo busca o impulsa su desarrollo profesional toma decisiones con el objetivo de lograr un crecimiento en su sector de trabajo. Esto puede incluir capacitación y entrenamiento para el desarrollo de habilidades o apelar al networking, por ejemplo.
Qué es el desarrollo profesional
El desarrollo profesional está asociado al crecimiento laboral. Se trata de una serie de acciones, procedimientos y recursos que le permiten al sujeto alcanzar ciertas metas laborales y gozar, en este sentido, de un mayor bienestar en el trabajo.
Puede entenderse al desarrollo profesional como un desarrollo personal ya que enriquece o nutre a la persona según su ambición profesional o su motivación laboral. Pero también, en el marco de una empresa, el desarrollo profesional de los empleados contribuye a la productividad, la eficacia y la innovación de la entidad.
La importancia de la capacitación
El desarrollo profesional está ligado directamente a la capacitación. Se entiende que un buen desarrollo de carrera requiere de educación continua y aprendizaje constante que ayuden a obtener aptitudes técnicas y a la especialización para potenciar el rendimiento laboral.
Los conocimientos técnicos, sin embargo, no son suficientes. También se necesitan competencias blandas, como habilidades de comunicación e inteligencia emocional.
Hay que considerar que la formación puede lograrse de distintos modos. Así como hay carreras y cursos académicos, es posible aprender a través de una tutoría o mentoría, apelar al coaching o incluso apostar por el autoaprendizaje.
Una inversión
Cuando alguien promueve su propio desarrollo profesional, realiza una inversión. Puede tratarse de un desembolso económico pero también de tiempo y esfuerzo personal en pos de un avance futuro.
El desarrollo profesional, en ocasiones, persigue una mejora de la posición en el trabajo actual. Ese sería el caso de aquel que aspira a lograr un ascenso o una remuneración más alta. Sin embargo, la noción también refiere a una preparación para conseguir nuevas oportunidades.
En este sentido se habla de plan de carrera o desarrollo. Esta planificación se basa en el establecimiento de una serie de pasos para impulsar las fortalezas laborales y lograr un mayor reconocimiento profesional. Asimismo puede tratarse de un esquema propuesto por el empleador para motivar al trabajador, presentándole los escalones que puede subir en la empresa.
El desarrollo profesional y la retención de talento
Diversos estudios han demostrado que el desarrollo profesional está relacionado con la retención de talento en una compañía. Cuando un trabajador siente que no puede crecer en una entidad, es probable que busque una salida. Por eso fomentar el desarrollo profesional ayuda a reducir la rotación de personal.
De igual manera, ofrecer posibilidades de desarrollo profesional es útil para captar talentos. Más allá del salario, los profesionales consideran las chances de crecimiento a la hora de elegir entre dos ofertas laborales. Alguien puede decantarse por una propuesta con un sueldo inicial más bajo si está contemplado un progreso.
Como puede advertirse, el desarrollo profesional es un asunto de incumbencia para las empresas. Alentar la evolución de los empleados es una maniobra que aporta beneficios al conjunto.
Etapas del plan
Un plan de desarrollo profesional o carrera consta de una serie de etapas. Si bien la cantidad de fases varía de acuerdo a la mirada del analista, por lo general hay coincidencia en la necesidad de comenzar con una autoevaluación.
En este punto el trabajador debe analizar sus habilidades y conocimientos actuales y su experiencia y considerar cuáles son sus aspiraciones profesionales e intereses. Hecho esto, el siguiente paso es definir los objetivos, tanto a corto como a mediano y largo plazo. Así, la planificación puede incluir metas a unas semanas y hasta a varios años.
El plan de desarrollo profesional debe continuar con la definición de una estrategia: es decir, de las acciones que se llevarán a cabo para cumplir los objetivos. Lo habitual es que la estrategia incluya un cronograma.
Con el plan en marcha, resulta indispensable efectuar un seguimiento del avance. Esta evaluación de desempeño hace posible la introducción de cambios cuando es necesario.
Final del desarrollo profesional
El final del desarrollo profesional es inevitable. Por un lado, el trabajador puede haber alcanzado todas sus metas, algo improbable dado que los deseos suelen ser infinitos. Lo que ninguna persona puede eludir es el momento de jubilarse o retirarse.
La finalización de la etapa activa, de todas maneras, no supone que el sujeto ya no pueda realizar aportes significativos en el mundo laboral. La transmisión de conocimientos es muy valiosa y es posible canalizarla de diversas formas. Así, las experiencias de quien está retirado apoyan el desarrollo profesional de otros.