La pérdida de motivación, el desánimo y la desesperanza son signos del desconsuelo.
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ResumenCaracterísticas del desconsuelo
El desconsuelo es aquello que siente una persona cuando no consigue aminorar la carga que implica una tristeza. Frente a ciertos hechos y situaciones, un individuo puede no encontrar la manera de superar la aflicción: esa desolación implica un desconsuelo.
Debe considerarse que la tristeza es una emoción primaria. Surge con el desarrollo natural de los seres humanos, más allá de cualquier contexto. Aunque suele considerarse como una emoción negativa, la tristeza es necesaria ya que lleva a prestar atención a aquello que se siente y contribuye a la reflexión.
Cuando un sujeto está triste, analiza el evento traumático y produce pensamientos alternativos que le permiten integrar lo vivido en su historia. Así, con el tiempo, logra reorganizar su conducta, adaptándose a la realidad postraumática. Por eso la tristeza, en definitiva, hace posible la asimilación de una pérdida, la recuperación tras un daño y el aprendizaje de los errores, por ejemplo.
El problema aparece cuando la congoja no da lugar a la acción y al proceso de superación. Con el desconsuelo, resulta imposible imaginar salidas o buscar alternativas ante aquello que duele con intensidad. Alguien desconsolado, en definitiva, no puede avanzar hacia un nuevo estadio de mayor calma o estabilidad emocional.
Superar el desconsuelo implica dejar atrás el abatimiento y el pesimismo.
Sus causas
El desconsuelo puede tener diversas causas. La pérdida de un ser querido (con el luto posterior) es uno de los motivos más habituales debido a que se trata de un acontecimiento muy doloroso e irreversible. Una enfermedad (propia o ajena), una ruptura sentimental, un amor no correspondido, un fracaso y las dificultades económicas también pueden provocar desconsuelo.
Es importante tener en cuenta que un mismo suceso puede ser origen de desconsuelo para una persona pero no para otra. Esto se debe a que la personalidad y las herramientas psicológicas de cada individuo son diferentes, con lo cual el procesamiento de las vivencias y sus efectos no son iguales.
Tomemos el caso de un divorcio. Alguien puede quedar desconsolado con la separación, sintiendo que nunca va a superar ese distanciamiento que implica abandonar una etapa y comenzar de nuevo. Sin embargo, otro sujeto puede entender que el alejamiento de la pareja era necesario para sentirse bien.
La psicoterapia puede ayudar a salir del desconsuelo.
Síntomas del desconsuelo
El desconsuelo puede presentar diversos síntomas. Por supuesto, uno mismo puede manifestar estar desconsolado por algo; de todos modos, es posible reconocer diversos signos que revelen este estado en quien no expresa nada acerca de su interior.
El sujeto desconsolado se muestra desganado y con melancolía, presenta problemas de atención y concentración y es habitual que no desee llevar a cabo ejercicio físico. Su conducta se caracteriza por la ausencia de motivación, incluso rechazando actividades que antes disfrutaba.
El insomnio, la falta de apetito y la irritabilidad son otros posibles síntomas de desconsuelo. El afectado por el malestar también puede sentir cansancio físico o que el cuerpo le «pesa».
Como ya indicamos, hay un desconsuelo que forma parte del terreno de lo que puede considerarse como «normal». Es lógico que quien padece la muerte de una familiar sienta, en un primer momento, que no hay consuelo. No obstante, el paso del tiempo permite realizar el duelo necesario, aceptar lo ocurrido y adecuarse a la realidad. Por el contrario, si el desconsuelo se prolonga indefinidamente se hace necesario consultar con un psicólogo para que analice el panorama.
Si el malestar emocional adquiere determinadas características, el especialista puede diagnosticar un cuadro de depresión. En este caso ya se trata de un trastorno de salud mental que requiere de atención profesional porque afecta la calidad de vida y hasta puede llevar a la muerte.
Cómo superarlo
Es importante convivir con el desconsuelo cuando resulta inevitable y aprender a superarlo para salir adelante. En este sentido, es posible tener en cuenta varias cuestiones importantes.
Por un lado, es necesario ser paciente con uno mismo. Es difícil asimilar pérdidas, fracasos o una decepción, con lo cual hay que darse el tiempo indispensable para la aceptación y el procesamiento de lo vivido. Por otra parte, cuidar la salud es clave para evitar que la angustia repercuta en el organismo, o al menos minimizar esa incidencia. Hacer ejercicio, descansar y alimentarse de forma saludable es trascendental.
Buscar acompañamiento y ayuda para superar los obstáculos también es clave. Es positivo escapar de la soledad y rodearse de gente con empatía y compasión para obtener el consuelo que se requiere. Esto puede encontrarse en familiares, amigos, compañeros de trabajo, vecinos o grupos religiosos, por ejemplo. La terapia con un experto en psicología también es una alternativa válida.
Se debe tener en claro que, aunque el sufrimiento parezca intolerable e insuperable, siempre se puede salir adelante. Existen métodos, mecanismos y procesos que ayudan a dejar atrás el desconsuelo y reconstruirse.
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