Un emprendimiento social es una iniciativa comercial o empresarial que apunta a contribuir con la resolución de una problemática de la sociedad. Se trata de un proyecto que combina cuestiones tradicionales de los negocios con una faceta propia de la filantropía.
Cabe destacar que un emprendimiento supone la puesta en marcha de una empresa o una obra. El término también alude al resultado de esta acción. Social, en tanto, es aquello vinculado a la sociedad (una comunidad de individuos que viven en un mismo territorio, respetando normas en común).
El emprendimiento social, de este modo, es un desarrollo que tiene como finalidad ayudar a paliar o resolver algún problema que afecta a un conjunto de personas. A diferencia de un emprendimiento tradicional con fines de lucro, las ganancias económicas no son su único objetivo.
Características de un emprendimiento social
Las características de un emprendimiento social permiten diferenciarlo de otros tipos de propuestas. Estos emprendimientos pretenden tener un impacto positivo en la sociedad.
Si bien pueden mantener una estructura semejante a la de cualquier compañía, los emprendimientos sociales buscan tener otro enfoque. El funcionamiento empresarial es la vía elegida para mejorar una situación, con lo cual los recursos apuntan a esa solución.
La acción social, pues, se ubica sobre el fin de lucro. De todas maneras, esa ganancia puede ser el recurso que permita la ejecución de la labor comunitaria positiva.
A nivel general, puede indicarse que el emprendimiento social suele perseguir la autosustentabilidad o autosostenibilidad para reducir los impactos de la coyuntura del mercado. También tiende a ofrecer oportunidades laborales a quienes tienen dificultades para insertarse en el mundo laboral.
El rol del consumidor
El rol del consumidor es clave para el éxito de un emprendimiento social. Se necesita de compradores, clientes o usuarios que sean conscientes de las consecuencias de sus actos de consumo, y que no se limiten a observar criterios económicos (como el precio más bajo, las facilidades de pago, etc.).
Supongamos que un hombre desea comprar un helado. Tiene a su disposición el producto industrial que fabrica una empresa multinacional y un helado artesanal que elabora una cooperativa integrada por varios trabajadores con síndrome de Down. Más allá del precio, un consumidor con consciencia social debería, al menos, darle una oportunidad a la propuesta del emprendimiento social.
Es habitual, asimismo, que esta clase de consumidor asuma un papel activo para ayudar al crecimiento del emprendimiento social. Hoy en día, las redes sociales son muy importantes para la difusión, con lo cual un mensaje a favor destacando las bondades de la iniciativa puede resultar útil y valioso.
Ejemplos de emprendimiento social
Los ejemplos de emprendimiento social son múltiples en todo el mundo. En Argentina, por mencionar un país, existe una revista llamada «Hecho en Buenos Aires» que es un emprendimiento social con más de dos décadas de trayectoria.
La comercialización de «Hecho en Buenos Aires» se realiza a través de personas en situación de calle que recorren la Ciudad de Buenos Aires ofreciendo los ejemplares. Del precio de venta, el 70% queda en manos del vendedor. De este modo, «Hecho en Buenos Aires» da trabajo digno y permite que hombres y mujeres en un estado de vulnerabilidad accedan a un ingreso.
Tomemos el caso de un grupo de animalistas que, para asistir a perros callejeros, venden artesanías. Todo el dinero recaudado se destina a la construcción de refugios, la cobertura de gastos de veterinarias y otras acciones que benefician a los canes. Los animalistas en cuestión, por lo tanto, cuentan con este emprendimiento social para cumplir con su objetivo.