Cuando el combustible de las estrellas se agota, muchas de ellas pasan a ser enanas blancas. Estudiarlas proporciona información valiosa para la Astronomía y la Cosmología, por ejemplo, ya que permite realizar estimaciones acerca de la edad que tiene el universo y predicciones en materia estelar.
Enana blanca es la expresión que se utiliza en castellano para aludir al remanente estelar surgido a partir de una estrella de masa comparable con la que posee el Sol que, tras agotar su combustible nuclear, no experimenta reacciones termonucleares en su núcleo y presenta una luminosidad débil.
Al quedarse sin fuentes de energía capaces de equilibrar el colapso en materia gravitatoria, cada enana blanca va despidiendo materiales presentes en sus capas más externas creando una envoltura denominada nebulosa planetaria y, a raíz de su propio peso, va comprimiéndose sobre sí misma a temperaturas muy elevadas.
Según han ido determinando los expertos que se dedican a examinar fenómenos y elementos del universo, en esta clase de estrellas (que son tan numerosas como las estrellas que se enmarcan en la categoría de enana roja) por lo general hay oxígeno y carbono, así como su atmósfera está constituida por una mezcla de helio e hidrógeno.
Todavía hay mucho que descubrir, explicar y aprender en relación a las enanas blancas, razón por la cual es valioso y constructivo que se profundice el interés de los especialistas en torno a las particularidades, las transformaciones y los efectos de las enanas blancas. En 2023, por ejemplo, salió a la luz que, en suelo alemán, un grupo de astrónomos logró, gracias al brillo de resplandecientes rayos X provocados por una fusión nuclear, divisar un sistema estelar de carácter binario donde, en vez de hidrógeno, fluye helio hacia la superficie de una enana blanca. En base a la medición de su luminosidad se estimó que la masa de dicha enana blanca crece a un ritmo menor al imaginado. Al respecto, no se puede dejar de señalar que resulta complejo establecer cuáles son las circunstancias propicias para que la masa de una de ellas crezca hasta alcanzar el calificado como límite de Chandrasekhar.
Además de revelar información sobre, por ejemplo, cómo ha podido aparecer el carbono en la Vía Láctea, las investigaciones constantes han posibilitado recopilar pistas asociadas a la eventual instancia final del Sol (el cual, según se pronostica, en alrededor de cinco mil millones de años terminará convertido en una ardiente y densa enana blanca), pero es esencial seguir trabajando en pos de obtener mayores precisiones en cuanto a la evolución estelar, incrementar las predicciones y poner a prueba múltiples teorías o hipótesis.
Mediante el Observatorio de Rayos X Chandra, destinado por lo general a la detección de rayos X de alguna estrella de neutrones o de un agujero negro, expertos en Astronomía de origen británico detectaron el instante en el cual restos de planetas destruidos chocaron la superficie de una enana blanca a la cual orbitaban.
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ResumenTipos de enana blanca
Desde que se las ha identificado y se las toma como objeto de estudio se han llegado a distinguir diversos tipos de enanas blancas.
No muy lejos en el tiempo se ha hallado, por ejemplo, una enana blanca con dos clases de superficies: en una de sus caras presenta helio y, en la restante, hidrógeno.
También se tienen evidencias de una poco común enana blanca de helio puro y se conoce tanto a la variedad bautizada como enana blanca de carbono-oxígeno (si dos de ellas están dentro de un sistema binario y terminan colisionando y fusionándose, dan paso a una supernova de tipo Ia) como a la enana blanca magnética.
Hay antecedentes, incluso, de enanas blancas púlsar, una variante que asombra porque resulta extraña, desafía creencias y obliga a nuevas predicciones.
Hallazgos relevantes
Entre los hallazgos relevantes que han contribuido al aprendizaje sobre enanas blancas figura 40 Eridani B, señalada como la primera de la Historia en ser detectada. Se ha apuntado, más tarde, que la enana blanca descubierta en segundo término fue Sirio B.
Gracias al alcance y la precisión de los telescopios, en tanto, se ha localizado dentro de la constelación de Piscis a la estrella de Van Maanen. Se trata de una solitaria y antigua enana blanca, un remanente estelar de una gigante roja que terminó expulsando sus capas externas al agotarse su combustible nuclear.
A través de la publicación científica Monthly Notices of the Royal Astronomical Society se ha documentado, asimismo, que investigadores de Estados Unidos y del argentino Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) lograron, en el Instituto de Astrofísica situado en la localidad bonaerense de La Plata, individualizar a la más masiva de las enanas blancas pulsantes que han podido reconocerse hasta la fecha. Esta detección constituye una excelente chance para saber con precisión cómo se componen sus núcleos químicamente y si están, o no, en estado cristalizado. A través de ellas como objeto de estudio, consideran los expertos, se podría llegar a probar la Teoría de la Relatividad General lanzada hace muchos años por Albert Einstein.
Múltiples investigaciones han permitido distinguir diversas clases de enanas blancas y sumar datos de interés sobre la Vía Láctea que tornan más apasionante la observación del cielo.
Peritos del Observatorio Astronómico de Córdoba (Argentina), por su parte, han encontrado, valiéndose de telescopios y de la espectroscopía, varias (siete, específicamente) enanas blancas dentro de un puñado de nebulosas planetarias que obligan a replantear los modelos clásicos de evolución estelar.
Igual de curiosa y atractiva ha sido la información divulgada temporadas pasadas dando cuenta de cómo una gigante roja resultó, en la galaxia denominada GSN 069, capturada por la gravedad de un agujero negro. En ese marco se quemó, se hinchó y fue liberando mantos externos, quedando constituida una enana blanca capaz de recorrer dicho espacio con una cierta frecuencia y generar, en ese contexto, una explosión de rayos X.
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