El ciclo de vida estelar de las más pesadas de las enanas rojas abarca varios miles de millones de años, mientras que la existencia de las más pequeñas se prolonga por billones de temporadas.
Enana roja es la denominación que recibe una diminuta estrella de escasa (o débil) luminosidad y relativamente baja temperatura (ya sea de tipo espectral M o de K tardío) que forma parte de la secuencia principal.
No son fáciles de observar a simple vista, pero son la clase de estrella que más abunda en la Vía Láctea (se calcula que, en la galaxia que engloba a la Tierra y al resto de los elementos del sistema solar, existen alrededor de 160 mil millones de enanas rojas). Los expertos han detectado, además, que las enanas rojas, en comparación al resto de las estrellas, son las que más tardan en extinguirse. Su zona habitable, por sumar otro dato interesante, se ubica a poca distancia de la estrella y, en este contexto, un planeta terminaría transitando con frecuencia su estrella y orbitando a la enana roja en un lapso corto de tiempo.
De acuerdo a análisis y previsiones de carácter científico, a raíz del mecanismo de la convección estos objetos astronómicos luminosos llegarán, en algún momento, a quemar todo el hidrógeno que poseen, ganarán temperatura, perderán tamaño y, se supone, pasarán a convertirse en enanas azules.
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ResumenEjemplos de enana roja
Varios ejemplos de enanas rojas permiten descubrir en profundidad las particularidades de estas estrellas.
En la constelación de Centaurus, por indicar un caso específico, se ubica Alfa Centauri, una enana roja también conocida como Próxima Centauri que se destaca por ser la estrella que más cerca está del sol. El astrónomo de nacionalidad escocesa Robert Innes fue quien, en 1915, la detectó mientras que el norteamericano Harlow Shapley, décadas más tarde, la identificó como estrella fulgurante.
Como parte de la constelación de Ofiuco, en tanto, aparece la denominada estrella de Barnard, llamada así en honor a su descubridor, el astrónomo estadounidense Edward Emerson Barnard. Gracias a las numerosas investigaciones centradas en ella se determinó que tiene una magnitud aparente de +9,51; que posiblemente hay un exoplaneta helado, Barnard b, que la orbita y que su velocidad radial puede calcularse en base a su corrimiento o desplazamiento al azul. Tampoco hay que pasar por alto a la enana ultrafría Trappist-1, la cual ha sido examinada con el correr de los años por medio de telescopios como el Spitzer y el Trappist.
Wolf 359 ubicada en la constelación de Leo; Lalande 21185 asentada en la constelación de la Osa, y Gliese 876 (localizada en la constelación de Acuario) son otros ejemplos de enanas rojas. Distinta es la situación de Gliese 317, debido a que al analizar el punto donde se ubica dentro del diagrama de Hertzsprung-Russell adquiere relevancia la idea de considerarla como una estrella subenana que hay que seguir supervisando para confirmar si, tal como marcan ciertos informes, su metalicidad presenta similitudes con la solar.
Las enanas rojas, el conjunto de estrellas que más abunda en la Vía Láctea, presentan una temperatura superficial inferior a 4000 K.
Particularidades
Para quienes disfrutan saber cómo son las estrellas y qué particularidades reúnen cada una de ellas es útil y atractivo asesorarse acerca de los rasgos distintivos de las enanas rojas. Por eso a continuación extenderemos la información al respecto.
A las características resaltadas en párrafos previos, en este marco, hay que agregar que, al menos por el momento, no se han identificado enanas rojas que se encuentren en un estadio avanzado de evolución estelar.
Cada objeto astronómico de este conjunto presenta una masa estelar baja y debe su energía a la fusión nuclear que, gracias a la cadena protón-protón, provoca que el hidrógeno se queme y, de esta manera, se transforme en helio, el cual no llega a acumularse en el área del núcleo.
Ha trascendido, además, que, además de ser poca, casi toda la luminosidad de las enanas rojas se concentra en el sector infrarrojo del espectro electromagnético, dando como resultado una luz considerablemente inferior a la que presenta el sol en sus picos lumínicos del espectro visible.
La Próxima Centauri es la enana roja que más cerca está del sistema solar.
Hallazgos y novedades relevantes en torno a las enanas rojas
El avance de la tecnología, las bases teóricas que tienen los astrónomos en la actualidad y el afán de numerosos científicos de seguir develando misterios cósmicos han permitido, en temporadas recientes, hallazgos y novedades relevantes en torno a las enanas rojas.
A través del telescopio Hubble, por ejemplo, se pudo registrar una superllamarada (entendida como una explosión sumamente potente de radiación en un nivel superior, incluso, a estallidos ocasionados por el sol) en una enana roja. Esta impactante liberación de energía, que llevaría a poner en duda el carácter habitable de planetas que la orbiten, es consecuencia de un enredo intenso que involucra a campos magnéticos y a movimientos agitados en la atmósfera estelar, dicen los investigadores.
Uno de los anuncios más cercanos en el tiempo, en tanto, señala la existencia de un planeta, cuyas dimensiones son similares a las de la Tierra, que se encuentra orbitando una enana roja ultrafría. Speculoos-3b se ha bautizado a este descubrimiento que fue posible gracias al aprovechamiento de una red conformada por telescopios robóticos destinados al rastreo de esta clase de planetas. Este flamante objeto astronómico, revelaron los expertos que lo han estudiado, carece de luz en un hemisferio y presenta condiciones muy duras en cuanto a radiación: aún así, la extensa vida útil que evidencia su estrella anfitriona alienta la chance de que pueda desarrollarse en él alguna forma de vida. Claro que todavía queda mucho por explorar y averiguar para confirmar dicha posibilidad.
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