La función fática es un modo de uso del lenguaje cuya finalidad es comenzar, conservar, extender, reanudar o concluir una comunicación. Esta función apela a expresiones o palabras que permiten comprobar si el canal comunicativo está funcionando como corresponde.
Es importante indicar que, para establecer una comunicación, el emisor envía un mensaje al receptor a través de un determinado canal. Las personas involucradas en el proceso deben compartir el mismo código para que el mensaje en cuestión sea comprendido. Lo que hace la función fática es orientarse al canal que posibilita la transmisión del contenido para chequear su pertinencia y disponibilidad.
Objetivo de la función fática
El objetivo de la función fática es determinar si el canal es apto para el intercambio de mensajes. A través de esta función se puede llevar a cabo una verificación y determinar si existen barreras capaces de afectar la calidad o directamente de impedir la comunicación.
En otro sentido, puede decirse que la función fática permite corroborar si está todo preparado para que el emisor concrete la emisión del mensaje y el receptor lo reciba. Por lo tanto, facilita el contacto y el intercambio de información.
Cabe resaltar que habitualmente los enunciados y los términos usados por la función fática no tienen significado propio o autónomo. No contienen datos de valor sino que cumplen con un rol específico en el establecimiento y la continuidad del vínculo comunicativo.
Los saludos
Los saludos constituyen un elemento central en la función fática, también llamada función de contacto o función relacional. Estas formas sirven para iniciar la comunicación y para cerrarla.
«Hola», «Buen día», «Buenas tardes», «Buenas noches» y «Chau» son algunos de los saludos más frecuentes. También hay preguntas que funcionan como saludo: «¿Qué tal?», «¿Cómo andas?», «¿Cómo te va?», «¿Qué decís?» («¿Qué dices?»).
Hay que considerar que, en este contexto, las preguntas son más bien retóricas. No importa tanto la respuesta ya que lo que se pretende con la expresión es poner en marcha la comunicación. Dicho de otro modo: el emisor no quiere saber cómo anda el receptor sino que, con el interrogante, le está indicando que pretende empezar una comunicación.
De igual forma, al decir «Buen día» o «Buenas noches», hay una intención de arrancar o culminar un intercambio comunicativo y no de pronunciar un deseo. Por supuesto, esto no supone que la persona no desea realmente que el interlocutor tenga un buen día; lo que se marca con la función fática es, sobre todo, la apertura o el cierre de la comunicación.
La función fática y la comprobación
La función fática también es empleada para comprobar si el mensaje está llegando al receptor. En un charla telefónica, por ejemplo, puede preguntarse «¿Me escuchas bien?» para confirmar que no haya ruido en el canal y que la comunicación fluye correctamente.
Otra posibilidad es que el receptor se convierta en emisor por un breve instante solo para demostrar que el mensaje está siendo bien recibido y que el emisor puede proseguir con sus enunciados. Para esto se utilizan fórmulas de acompañamiento como «Claro», «Sí», «OK» o «Ajá».
Interrumpir y proseguir
Un propósito más de la función fática es establecer una interrupción o concretar la reanudación de la comunicación cuando resulta necesario. Así, puede emplearse para pausar y retomar el intercambio de mensajes.
Supongamos que alguien está hablando y su interlocutor dice «Perdón». Esta palabra, utilizada en este marco, sirve para que el emisor frene y quede atento a lo que tiene para expresar el otro individuo. El mismo efecto tienen términos como «Espera» o «Aguarda».
Para reanudar una comunicación interrumpida, por otro lado, puede expresarse «Como te venía diciendo…» o «Tal como te comentaba…».
El lenguaje no verbal en la función fática
El lenguaje no verbal en la función fática puede ser importante. Si bien es más fácil advertir el funcionamiento con el lenguaje verbal, una postura, una mirada, las expresiones faciales o distintos gestos pueden estar orientados al canal de la comunicación.
Hacer una pausa o incluir un silencio también pueden ser útiles para confirmar si el mensaje está llegando con claridad. Estos recursos pueden combinarse con palabras. Por ejemplo: «Necesito contar con tu compromiso para llevar este proyecto adelante… Como te venía diciendo, la idea es abrir dos sucursales en el centro». Al hacer silencio luego de referirse al «compromiso», el sujeto deja abierta la posibilidad de una interrupción; ante la ausencia de la misma, retoma la enunciación.
Otras funciones del lenguaje
Cabe destacar que la función fática es una de las seis funciones del lenguaje que reconoció Roman Jakobson. Este lingüista ruso, nacido en 1896 y fallecido en 1982, además hizo alusión a la función referencial, la función emotiva, la función conativa, la función poética y la función metalingüística, que obedecen a distintos propósitos o intenciones.
La función referencial, que también se conoce como función informativa o función representativa, aporta información y aparece en contenidos unívocos. La función emotiva, sintomática o expresiva, en tanto, se vincula a las emociones y los sentimientos, predominando la subjetividad.
La función conativa o apelativa apunta a provocar una reacción en el receptor. La función estética o poética, por su parte, tiene un fin estilístico, mientras que la función metalingüística se orienta al lenguaje en sí mismo y al código.