La industria química es esencial para, con recursos y procedimientos químicos mediante, transformar múltiples materias primas en diferentes artículos que resultan útiles en diversos contextos.
Al contribuir con varias industrias brindando insumos elaborados a partir de fuentes minerales y/o animales y procesar componentes de carácter químico, es un ámbito de enorme relevancia dentro de la cadena productiva. Dentro y fuera de laboratorios se trabaja y experimenta constantemente con compuestos inorgánicos y orgánicos, aleaciones, materiales compuestos, gases industriales, sales, bases, ácidos y recursos naturales para mantener activa y a la vanguardia a la industria química.
Cabe resaltar que la alimentación, la salud, la higiene y el cuidado personal son sólo algunos de los rubros que se enriquecen con los aportes de la industria química por proporcionar tratamientos y mercadería que dan seguridad y calidad en relación a comestibles con aditivos en pos de mejorar texturas, duración o sabor; medicamentos más eficaces y con menos efectos secundarios; artículos de limpieza y aseo personal (como detergentes y jabones) y productos de belleza. Tampoco hay que dejar de señalar que la industria química alcanza un protagonismo destacado dentro de los sectores agrónomo, automotriz y textil.
Ramas de la industria química
Las ramas de la industria química son varias. En primer término, es posible diferenciar entre industria química de transformación y la industria química de base.
Conviven, además, numerosos sectores de especialización abarcando distintas actividades. Así, entonces, distinguimos a la petroquímica (segmento desde el cual el gas natural y el petróleo se aprovechan para la fabricación de productos petroquímicos), a la biotecnología (área que puede adaptar procesos de índole biológica a favor de la producción industrial), a la industria farmacéutica (encargada de diseñar, preparar y comercializar preparados químicos medicinales) y al rubro de la agroquímica (especialidad enlazada a la química cuyo propósito es beneficiar actividades agrícolas utilizando sustancias de esencia orgánica y elementos químicos como los casos de los fertilizantes y los pesticidas).
También vale la pena hacer foco en la tarea de quienes se instruyen en ingeniería química, ya que de esos expertos depende la creación, la puesta en marcha y la gestión de tecnologías, materiales y pasos para fabricaciones y acciones a gran escala. Dedicarse a la química computacional, en cambio, sirve para analizar comportamientos de electrones y rastrear soluciones para problemas químicos gracias a técnicas de simulación, software especializado y cálculos mediante equipos informáticos.
De igual modo, es conveniente tener presente que, por ejemplo, la industria farmacéutica se favorece enormemente con la aplicación de la química orgánica, así como la química inorgánica es imprescindible para producir fármacos, pigmentos y otros elementos.
Procesos e innovación dentro del sector químico
Dentro del sector químico hay un montón de procesos e innovación que le dan impulso y crecimiento frecuente al ámbito industrial.
La síntesis química (método que se aplica, por ejemplo, en la formulación de antibióticos) y la polimerización (procedimiento para constituir polímeros, piezas de gran elasticidad que pueden ser naturales y sintéticas y sirven para reemplazar a múltiples materiales) son parte de las acciones más frecuentes.
La destilación (proceso clave de separación para obtener elementos petroquímicos, bebidas alcohólicas, refinado del petróleo, etc), la cristalización (valiosa para obtener azúcar y principios activos de fármacos, entre otros elementos) y la electrólisis (útil para producir compuestos y productos químicos) también sirven mucho.
Impacto de la industria química en el medio ambiente
El impacto de la industria química en el medio ambiente es considerable, por eso es necesario implementar políticas y estrategias que reduzcan al mínimo posible las huellas negativas que deja sobre la Tierra esta actividad.
Así como son claves la certificación, el control de calidad, las regulaciones y las medidas de seguridad química, también la gestión de residuos, el tratamiento de aguas, el empleo justo de recursos naturales y la protección ambiental exigen supervisión, compromiso y responsabilidad, tanto por parte de entes controladores como de empresarios y ciudadanos comunes.
Desde hace un tiempo está ganando terreno a escala mundial una filosofía respetuosa con el planeta que recibe la denominación de química sostenible o química verde. Su intención principal es evitar o minimizar la producción de sustancias peligrosas y eliminar productos nocivos que generen contaminación de suelos, aire o aguas. Aunque todavía queda mucho por hacer y mejorar, es un buen punto de partida para una explotación industrial menos perjudicial para los seres vivos.
Por fortuna, la educación, la innovación y la tecnología están contribuyendo a modificar costumbres, a hallar soluciones prácticas para no agudizar el deterioro ambiental y a crear materiales modernos. En este marco, además de alentarse el reciclaje y la reutilización de elementos, se trabaja fuerte en darle una gran visibilidad a las bondades de los bioplásticos que pueden elaborarse a partir de compuestos orgánicos y a la conveniencia de hacer uso de combustibles renovables (conocidos popularmente como biocombustibles), por detallar dos cuestiones concretas a modo de referencia.