La inteligencia interpersonal es la capacidad de un individuo para interactuar con los demás. Se trata de la habilidad que le permite entender al otro y entablar una comunicación empática.
También conocida como inteligencia social, esta clase de inteligencia es muy importante en diferentes ámbitos y momentos de la vida. El ser humano es un ser social, con lo cual siempre se desarrolla en el seno de una comunidad junto a otras personas; saber cómo relacionarse con ellas, por lo tanto, resulta indispensable.
Características de la inteligencia interpersonal
La inteligencia interpersonal se compone de las facultades que posibilitan que un sujeto se adapte con éxito a su entorno a partir de interacciones efectivas. Gracias a esta cualidad, las personas pueden estimar y comprender las emociones y el estado anímico del prójimo, registrando también sus intenciones y previendo, en ciertas ocasiones, su conducta.
Hay que considerar que la inteligencia interpersonal va más allá de la correcta interpretación de las expresiones de los otros. Es la aptitud para decodificar el lenguaje corporal o lenguaje no verbal, las expresiones faciales y otras señales más o menos sutiles.
La inteligencia interpersonal, en este marco, está vinculada a la sensibilidad ya que ayuda a captar los sentimientos de otras personas. También tiene que ver con el respeto y la aceptación de la diversidad cultural para entablar lazos saludables.
La teoría de Howard Gardner
La inteligencia interpersonal se enmarca en la teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner. Este psicólogo estadounidense, formado en la Universidad de Harvard, postuló que el ser humano no tiene una única inteligencia, sino que dispone de ocho inteligencias que establecen su potencialidad.
Estas ocho inteligencias hacen que el individuo esté en condiciones de imponer un orden a sus pensamientos para orientarlos a fines en diferentes ámbitos. Dichas habilidades presentan una cierta autonomía entre sí, aunque funcionan de manera coordinada.
A la inteligencia interpersonal, se suman la inteligencia intrapersonal (la aptitud para conocerse a uno mismo), la inteligencia lingüística (la facilidad para leer y escribir), la inteligencia visual-espacial (para el reconocimiento de los objetos), la inteligencia lógico-matemática (asociada a las relaciones entre símbolos y a las categorizaciones), la inteligencia corporal-cinestésica (vinculada al conocimiento del movimiento y las sensaciones del cuerpo), la inteligencia naturalista (orientada a la naturaleza) y la inteligencia musical (reconocimiento de las características de los sonidos).
La utilidad de la inteligencia interpersonal
La utilidad de la inteligencia interpersonal es particularmente notoria en determinados contextos. A nivel general, puede decirse que quien goza de una inteligencia interpersonal avanzada tiene buenas habilidades comunicativas y cualidades de liderazgo.
Los psicólogos, por ejemplo, necesitan del desarrollo de su inteligencia interpersonal. Estos profesionales deben estar en condiciones de comunicarse con asertividad, desarrollando una escucha activa, y de brindar apoyo emocional a partir de sus conocimientos teóricos y su experiencia. También tienen que saber generar confianza en sus pacientes para que la relación terapéutica pueda avanzar.
Los abogados, asimismo, tienen que estar preparados para actuar con compromiso con sus clientes, entablando una comunicación asertiva y una relación de cooperación para el cumplimiento de los objetivos planteados en conjunto. La inteligencia interpersonal de estos especialistas también tiene aflorar a la hora de una negociación o una mediación para la resolución de conflictos y en el marco de un juicio.
Las relaciones interpersonales, por otro lado, son claves en el área de ventas de una empresa. Un vendedor debe disponer de habilidades sociales para relacionarse, además de manejar técnicas de persuasión y de evidenciar adaptabilidad para gestionar distintas situaciones.
Si nos centramos en los docentes, la inteligencia interpersonal en el ámbito educativo es esencial para fomentar el aprendizaje colaborativo, comprender el contexto cultural y social del proceso de formación y lograr una buena gestión de la diversidad en el aula. El educador, igualmente, debe ser apto para promover el desarrollo de habilidades emocionales en niños y niñas.
Estas cualidades no son importantes solo en el mundo laboral. La inteligencia interpersonal en la crianza o la inteligencia interpersonal en el ámbito familiar son igualmente relevantes.
Cómo desarrollarla
La inteligencia interpersonal puede desarrollarse teniendo en cuenta ciertas cuestiones. Por un lado, es trascendental realizar preguntas cada vez que resulte necesario para desarrollar una comunicación efectiva. Haciendo las consultas pertinentes pueden obtenerse las respuestas apropiadas para reforzar una relación.
Otra sugerencia habitual para ejercitar la inteligencia interpersonal es ponerse en el lugar del otro para comprender cómo lo perciben a uno mismo. Así se puede entender cómo los demás interpretan la conducta propia.
Prestar atención a la proxémica y a los gestos de manera sistemática es otro ejercicio que permite potenciar la inteligencia interpersonal. Como ya indicamos, en las interacciones sociales las palabras solo representan una parte del contenido.
Trabajar en el autoconocimiento, apelar al contacto visual y apostar por el trabajo en equipo son acciones que, con el paso del tiempo, colaboran con el fortalecimiento de la inteligencia interpersonal.