Ventoso, frío, oscuro, con más de una docena de lunas y de una tonalidad azul derivada del metano resulta ser Neptuno, el planeta que más alejado está del sol.
Neptuno es un concepto relevante tanto en el ámbito de la astronomía como en el campo de la mitología. También es una noción importante dentro de la astrología dado que quienes se dedican a ella analizan la influencia de cada planeta sobre los distintos signos del zodíaco.
En concreto, hay que tener presente que Neptuno es el nombre en español que recibe uno de los planetas gigantes nucleados dentro del sistema solar. Aquellos que han analizado sus características resaltan entre sus particularidades su esencia fría, su apariencia oscura y su atmósfera extremadamente ventosa. A la hora de determinar sus rasgos distintivos fue clave la información que se pudo conseguir gracias a la llegada de una sonda espacial, bautizada como Voyager 2, a este territorio cuyo nombre rinde tributo a la deidad que la mitología romana reconoce como dios del mar.
Si bien no se observan con facilidad, Neptuno, el planeta que más lejos se sitúa del sol y que posee solamente a Urano como vecino, cuenta con tres pares de anillos. Tiene, asimismo, un total de catorce lunas. De ellas, la que más popularidad o reconocimiento ha conseguido es Tritón (luna de Neptuno), mientras que Hipocampo es un satélite pequeño descubierto hace pocos años que, creen los especialistas, surgió como consecuencia de un desprendimiento experimentado por la luna identificada como Proteo a raíz de un choque protagonizado por un cometa. Nereida (otra luna de Neptuno) quedó identificada en 1949 de la mano del astrónomo Gerard Peter Kuiper y, aunque escasea la información en relación a su superficie, no ha pasado desapercibida su órbita elíptica.
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ResumenAspectos destacados de Neptuno
Las referencias señaladas líneas arriba ayudan a conocer una amplia variedad de detalles del planeta cuya existencia fue confirmada en 1846, gracias a cálculos e investigaciones de Johann Gottfried Galle, Urbain Le Verrier y John Couch Adams, pero todavía quedan por citar otros aspectos destacados de Neptuno.
Antes de seguir narrando cómo es este objeto astronómico vale la pena detenerse en el descubrimiento de Neptuno. Como a simple vista no se detecta en la inmensidad, para reparar en su existencia resultó esencial que se haya inventado el telescopio. Pese a que hay registros que indican que en diferentes tramos de la Historia Galileo Galilei, Jerome Lalande y John Herschel repararon en él y se efectuaron cálculos matemáticos que lo predijeron, en esas épocas se lo llegó a confundir con una estrella fija cercana a Júpiter.
En base a análisis en torno a la superficie y la estructura de este gran territorio azul se ha determinado que es un gigante de hielo sin superficie sólida. Sí se ha reconocido allí a una masa correspondiente a una mezcla de amoníaco, metano y agua asentada sobre un centro o eje rocoso.
Acerca de los vientos que soplan en él, los científicos han estimado que son hasta nueve meses más potentes que los registrados en la Tierra y tres veces superiores en fuerza a los vientos de Júpiter.
La temporada anual en esas lejanas tierras es muy extensa: se calcula que Neptuno, donde cada jornada tiene una duración de 16 horas, requiere el equivalente a 165 años terrestres para completar su recorrido en torno al sol.
Al lado de Neptuno, el planeta que el sol tiene a mayor distancia, solamente se encuentra a Urano.
Gran mancha oscura
En 1989, una sonda de la NASA bautizada como Voyager 2 detectó por primera vez una gran mancha oscura que de inmediato despertó el interés de los expertos y motivó trabajos de investigación.
En un primer momento se creyó que tenía similitudes con la gran mancha roja divisada en Júpiter, pero con el tiempo cobró fuerza la idea de compararlo más, desde la concepción de hoyo atmosférico, a la capa de ozono característica de la Tierra. Observaciones más precisas llevaron a concluir que esa depresión de tinte oscuro se localizaba en la atmósfera de Neptuno y estaba teñida por una tonalidad clara que se atribuyó a nubes blancas.
En 1994, a través del telescopio Hubble se pudo actualizar el registro fotográfico de esa área atípica. Para entonces, ya no había rastros de la mancha y los especialistas no lograron descifrar si ese fenómeno fue producto de una tormenta de Neptuno o un hoyo que quedó cubierto completamente.
La mitología romana considera como dios de los océanos a Neptuno, que en la mitología griega encuentra a su equivalente en la figura de Poseidón.
Neptuno más allá de la ciencia
Al abordar a Neptuno más allá de la ciencia astronómica se acumulan referencias en materia cultural.
En suelo madrileño, por ejemplo, hay una fuente de carácter neoclásico dedicada al dios del mar en la cual se representa a Neptuno sujetando un tridente y transportándose en un carruaje tirado por caballos de mar. Alrededor de ese carro de Neptuno se asoman diferentes especies marinas.
Aquellos que disfrutan las aventuras de Bob Esponja saben, en cambio, que en esa serie de dibujos animados el rey de los mares se llama Neptuno, mismo nombre que se le ha dado en Santiago de Chile a una estación de metro.
Tomando como inspiración la identidad del dios romano de los mares o bien de Poseidón (equivalente griego) se gestó una noción enmarcada en la geología: el neptunismo. Se trata de una teoría de raíz científica que, a fines del siglo XVIII, propuso el científico de origen alemán Abraham Werner. Este postulado señalaba que la cristalización de minerales podía explicar cómo se originaban las rocas distribuidas en los océanos. Con el transcurso del tiempo se debatió esta idea y finalmente quedó obsoleta, aunque muchos investigadores creen que el neptunismo no está tan errado en su descripción ya que las rocas sedimentarias podrían ser generadas por un proceso similar al mencionado por esa corriente.
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