El diccionario de la Real Academia Española (RAE) indica que praliné es una crema que se prepara con chocolate y avellanas o almendras. El término procede de la lengua francesa.
Se trata de una pasta que se usa en el ámbito de la repostería para cubrir pasteles o tortas y para rellenar bombones. Es importante tener en cuenta, de todos modos, que el concepto puede aludir a otro tipo de preparaciones similares, conocidas también como pralín, pralinoise o praline (sin acento en la E).
Hay reposteros que explican que el praliné, específicamente, es una crema de avellanas, almendras y/o nueces que se mezcla con una ganache (una combinación de chocolate y crema de leche). El primer paso para elaborarlo es caramelizar los frutos secos; luego, una vez que el caramelo ya se secó, hay que triturar todo. Finalmente se realiza la combinación con el chocolate y la crema.
Cuando a los frutos secos caramelizados se los machaca obteniendo trozos algo gruesos, se habla de pralín. Si se los sigue triturando hasta que liberen el aceite de los granos, se produce una pasta conocida como crema de praliné. Otra posibilidad es mezclar la crema de praliné y chocolate fundido en partes iguales, generando una pralinoise.
Praline, en tanto, refiere a una golosina tradicional de Francia que se elabora con almendras. En este caso, las almendras se tuestan y se cubren con azúcar caramelizado, que suele aromatizarse y colorearse.
Como se puede advertir, en lenguaje coloquial se usa la palabra praliné de distintos modos, aunque siempre vinculados a una elaboración gastronómica con frutos secos.
El Praliné suele utilizarse para otorgarles a nuestros postres un toque de sabor único. Además de ser una receta muy fácil de hacer, dado que se utiliza poca cantidad, podemos guardar el sobrante para incorporarlo en otra preparación. Veamos a continuación los pasos para hacerlo.
Los ingredientes que se utilizan para preparar el Praliné de Avellanas son pocos: una taza de avellanas, media taza de azúcar, dos cucharadas de agua y dos cucharaditas de aceite de girasol. No nos toma más de diez minutos elaborarlo y una media hora de cocción.
Primero debemos asar las avellanas a temperatura media, para que su piel se despegue del centro del fruto. Las sacamos del fuego y terminamos de quitarles la piel con un paño seco. Después, las dejamos cubiertas con otro paño a fin de que se mantengan calientes.
Por otro lado colocamos el agua y el azúcar en una olla y la hervimos. Necesitamos que se forme un jarabe, pero debemos estar atentos a que el azúcar no se caramelice todavía.
Incorporamos las avellanas en el jarabe y vamos removiendo, intentando que cada avellana se recubra de azúcar pero se mantenga separada de las demás. Una vez que todas están azucaradas, encendemos nuevamente el fuego y continuamos mezclando.
Para saber cuándo tenemos listo el Praliné debemos observar nuestra mezcla. Cuando el azúcar comience a caramelizarse adoptará un color oscuro, y todas las avellanas comenzarán a verse más brillantes y doradas.
Cuando todas las avellanas están doradas, las quitamos del fuego y extendemos sobre un bandeja recubierta con un papel de hornear. Una vez que se han enfriado las trituramos con un robot de cocina. Debemos conseguir con ellas una pasta suave y fácil de remover. Si notamos que nos ha quedado un poco seca, podemos agregarle unas gotitas de aceite.
Una vez que tenemos listo nuestro Praliné de Avellanas lo colocamos en un recipiente con tapa hermética para poder utilizarlo cuando una receta así lo requiera. Cada vez que lo necesitemos deberemos remover un poco la mezcla para que se unifique, puesto que el aceite tiende a separarse de los sólidos.