Los residuos patológicos son desechos potencialmente infecciosos. Se trata, por lo tanto, de residuos capaces de producir una enfermedad infecciosa en el organismo.
Cabe destacar que los residuos son basuras o restos que carecen de utilidad. Patológico, por su parte, es un adjetivo que se vincula a una patología (el grupo de los síntomas que caracterizan a una enfermedad o la especialidad de la medicina centrada en el análisis de las enfermedades).
Características de los residuos patológicos
Los residuos patológicos albergan microorganismos patógenos que, cuando entran en contacto con un potencial huésped (como un ser humano), pueden infectarlo y causarle una enfermedad.
También conocidos como residuos patogénicos, estos desechos suelen generarse en el ámbito hospitalario. Los guantes que utilizan los enfermeros, las jeringas que se emplean para aplicar vacunas, las gasas manchadas con sangre e incluso los restos de órganos son residuos patológicos.
Su tratamiento
Debido a sus características, los residuos patológicos implican un riesgo para la salud; por eso deben ser tratados con cuidados especiales. Estos residuos no pueden arrojarse a un basurero tal como se hace con otras clases de desechos, ya que podrían provocar una infección.
Existen diversos tipos de tratamiento de los residuos patológicos. De acuerdo a sus características, se puede apelar al uso de microondas, a la desinfección con productos químicos o a la incineración. En cualquier caso, antes de su disposición final, los residuos patológicos deben almacenarse en bolsas y contenedores especiales para evitar la contaminación. De hecho, el manejo de estos residuos suele estar regulado por normas y leyes particulares.
Manipulación de residuos patológicos
Dentro de las instalaciones en las cuales se genera un determinado residuo patológico, su transporte debe estar adecuadamente regulado, así como su manipulación, para evitar que los trabajadores se expongan a los agentes patógenos. Es importante señalar que los riesgos existen en cada una de las fases de la gestión de los residuos: desde su descarga y su recolección, hasta su traslado dentro del edificio, su almacenamiento y el posterior tratamiento que reciben localmente, sin dejar de lado el eventual transporte al exterior.
Algunos de los riesgos que acarrea la manipulación de residuos patológicos son los siguientes: exposición a los agentes patógenos por medio de la ingestión (por ejemplo, si quien haya entrado en contacto con ellos no se lava las manos correctamente antes de comer o fumar) o de la inhalación (en caso de tratar con aerosoles o polvos); heridas en la piel, como ser un corte o una punción.
Algunos consejos para minimizar riesgos
A grandes rasgos, es recomendable seguir los siguientes consejos para asegurarse de disminuir al máximo dichos riesgos:
- Embalar adecuada y cuidadosamente los residuos patológicos.
- Proteger el embalaje y el medio en el que se transporta de potenciales daños que pongan los residuos en contacto con el exterior.
- Evitar cualquier tipo de contacto con el cuerpo, para lo cual es posible utilizar guantes, mascarillas, delantales y gafas, entre otros elementos pensados específicamente para protegernos de los agentes patógenos de este tipo.
- Organizar la manipulación de manera tal que se condense en la menor cantidad de sesiones y de tiempo posible.
- Similar al punto anterior, encargar esta tarea al menor número posible de personas.
- Contar con medidas y personal de seguridad para atender casos de emergencia, como derrames de material peligroso o accidentes.
Es importante señalar que la manipulación de residuos patológicos es una tarea sumamente delicada, por lo cual nunca debería escatimarse en la calidad de los materiales utilizados para tal fin, ni en la rigidez de las medidas de seguridad. Un error muy común, que suele derivar en accidentes varios, es el uso de recipientes y contenedores inadecuados, ya sea porque no fueron pensados para el tipo de desechos a tratar o porque no reúnen los requisitos mínimos de calidad y resistencia.