La separación magnética es un procedimiento físico que permite separar los componentes de una mezcla haciendo uso del magnetismo. Para que la segregación sea posible, solo uno de los materiales debe contar con propiedades magnéticas marcadas.
Este método requiere de un imán para ser llevado a cabo. El proceso de separación magnética se pone en marcha al acercar el imán a la mezcla, propiciando así la creación de un campo magnético. De este modo, el componente ferroso (es decir, con hierro) es atraído por el imán, mientras que los demás quedan en el interior del contenedor.
Fundamentos de la separación magnética
La separación magnética se fundamenta en el magnetismo: la capacidad de atracción que tiene un imán sobre el hierro.
Los imanes son minerales ferrosos de gran dureza que cuentan con la propiedad de atraer el hierro y, en menor medida, el acero y otros elementos. Lo que hacen los imanes es producir un campo magnético capaz de suscitar la atracción o el rechazo de otros cuerpos.
Cuando el imán logra conservar el estado de magnetización durante un periodo extenso, se lo califica como imán permanente. Si el campo magnético es generado mediante una corriente eléctrica, se trata de un electroimán o imán electromagnético: cuando se interrumpe la corriente, el campo magnético desaparece.
La fuerza magnética de mayor poder se ubica en los extremos del imán, conocidos como polos. Todos los imanes presentan dos polos magnéticos, uno con carga negativa y otro con carga positiva. Al ser diferentes, los polos causan la atracción, de lo contrario se produciría el rechazo debido a la llamada ley de atracción y repulsión.
La susceptibilidad
La susceptibilidad magnética es la base de este método de separación. Ante el campo magnético que produce el imán, los constituyentes de la mezcla responden de distinta manera.
Cuando la diferencia de susceptibilidad magnética es muy grande, aquel más susceptible pronto se separa del resto ya que es atraído por el imán. La clave se encuentra, por lo tanto, en la estructura molecular de los componentes.
Si los componentes tienen una susceptibilidad similar o idéntica, la separación magnética no es efectiva. La utilidad del imán como separador magnético, por lo tanto, depende de cómo reaccionan los materiales de la mezcla ante las fuerzas magnéticas.
Desarrollo de la separación magnética
El desarrollo de la separación magnética puede llevarse a cabo de distintas maneras. Un recurso de uso frecuente es el tambor magnético.
En este caso, una mezcla de materiales sólidos puede introducirse en una tolva y luego ser transportado mediante una canaleta a un tambor influenciando por un imán permanente. A partir de su giro, los componentes magnéticos quedan adheridos al tambor debido al efecto del imán, mientras que los demás se precipitan hacia un depósito, con lo cual hay una separación por gravedad.
Este tipo de procedimiento puede aprovecharse para actividades de reciclaje. Gracias a la separación magnética, se logra la recuperación de metales.
El uso de placas
El uso de placas para la separación magnética es otra alternativa. Las placas suelen formar una carcasa fabricada con acero inoxidable que tienen imanes para la creación de un campo magnético en una de sus caras.
Las placas pueden situarse sobre una cinta transportadora a una cierta distancia para que, cuando el material avance por ella, la contaminación ferromagnética sea atraída por el imán.
Es importante tener en cuenta que la elección del imán dependerá de la clase del material ferromagnético que se pretende extraer. Tomando este dato como punto de partida, se puede optar por imanes de neodimio, cerámicos o de otro tipo.
La descontaminación por separación magnética
La descontaminación por separación magnética, por lo tanto, es posible. Por intermedio de un imán, se pueden quitar partículas o piezas metálicas que llegan por accidente a determinados productos.
Esto es muy importante en la industria de la alimentación, por ejemplo. Que aparezca un metal en una comida es una situación peligrosa que pone en riesgo la salud del consumidor y que puede derivar en una demanda hacia la empresa productora del alimento.
De este modo, apelar a la separación magnética en el proceso productivo supone un mecanismo de seguridad. La técnica también contribuye a la política de calidad.
Un sistema de separación magnética, en definitiva, puede servir para quitar metales ferromagnéticos de una materia prima. Desde virutas hasta tornillos o tuercas, estos metales pueden llegar a la materia prima en diferentes etapas del proceso. Los separadores magnéticos posibilitan la recolección de estos contaminantes.
Otros métodos
La separación magnética, como ya vimos, es válida para separar metales ferromagnéticos en una mezcla de componentes sólidos. Cuando la intención es aislar otro tipo de materiales o la mezcla tiene características diferentes, se deben emplear otros métodos de separación.
El tamizado también es útil para la separación de componentes sólidos de diverso tamaño. Un tamiz atrapa los elementos de mayor tamaño y habilita el paso de los otros.
Para separar sólidos de un líquido, se puede emplear el filtrado o la decantación. La evaporación y la destilación, asimismo, son otros procedimientos que se utilizan para separar los componentes de una mezcla.