Las sinécdoques son habituales en la literatura y los medios de comunicación.
Una sinécdoque es un tropo que amplía, acota o modifica la significación de un término, nombrando una parte de algo como si fuese un todo o mencionando al todo con la denominación de una de las partes. El vocablo latino synecdŏche, que procede de un término griego, llegó a nuestra lengua como sinécdoque.
Cabe recordar que los tropos consisten en reemplazar una palabra por otra que adquiere un sentido figurado. Los tropos, de este modo, constituyen una herramienta de la retórica que permite que un término adquiera un contenido que no le es propio.
TemasFuncionamiento de la sinécdoque
Retomando la idea de sinécdoque, este tropo apela a distintos mecanismos para conferir sentido a las expresiones. Uno de los métodos más usuales consiste en nombrar un fragmento o un sector de algo para la representación del todo. Por ejemplo: «Si queremos comprar dos pizzas, tendremos que aportar veinte pesos por cabeza». Como se puede apreciar, la sinécdoque en este caso consiste en nombrar una parte (la «cabeza») para hacer referencia al todo (la persona).
La sinécdoque también aparece en la siguiente expresión: «Lucila cumplió doce primaveras». En este caso, se emplea la noción de «primavera» para significar los años: la niña en cuestión cumplió doce años enteros, incluyendo primaveras, veranos, otoños e inviernos.
Emplear una imagen de la Torre Eiffel para aludir a París constituye una sinécdoque visual.
Su uso en los medios de comunicación y en la literatura
En los medios de comunicación también se emplean sinécdoques con frecuencia. Si un comentarista deportivo señala que «España le ganó a Croacia por 3 a 1», estará haciendo mención a equipos (la parte) que representan a países (el todo). Algo similar ocurre con el periodista que dice «La Casa Blanca está preocupada por el avance del terrorismo», nombrando al gobierno estadounidense a través de la expresión «Casa Blanca».
A pesar de que la sinécdoque sea una figura retórica muy usada en textos literarios, también tiene su espacio en los medios visuales, del mismo modo que aparecen la metonimia, la metáfora o el símil. Se trata de recursos visuales que los diseñadores utilizan habitualmente en imágenes publicitarias, en el mundo del cómic, en los cuadros y en la composición de sitios web o portadas de revistas, entre otros muchos casos, con el objetivo de proporcionar a las figuras un significado que trascienda lo literal.
Sinécdoque visual
En el caso específico de la sinécdoque visual, los diseñadores sustituyen o representan el concepto que desean evocar con una imagen que esté conectada o vinculada de manera inherente o intrínseca con el mismo. Por ejemplo, es muy común ver una imagen de la Torre Eiffel como símbolo de París o, dependiendo del contexto de Francia misma; del mismo modo, la Torre de Pisa puede representar a Italia y la Estatua de la Libertad, a Estados Unidos.
La sinécdoque es prácticamente una necesidad en el ámbito del arte visual, ya que resultaría muy poco estético y funcional mostrar la fotografía satelital de un país entero para referirse a él, del mismo modo que sería poco creativo sólo usar esta imagen cada vez. Este último punto, la creatividad, es necesaria para la elaboración de una sinécdoque impactante, pero también se alimenta en el proceso.
Como todo recurso del lenguaje, su uso no es obligatorio, pero dominarlo puede abrir las puertas a una comunicación muy compleja y rica, que renueve constantemente la experiencia de sus participantes. Retomando el ejemplo de la Torre Eiffel, no siempre es posible utilizarla como símbolo de París o Francia; por ejemplo, si el tema de una portada es la comida regional, poco tendrá que ver dicha estructura en medio de paellas y sushi.
Si bien en el habla puede resultar menos necesario el uso de figuras retóricas, hay un espacio para ellas tanto en las relaciones informales como las más formales. Además, si solamente usáramos imágenes literales, probablemente careceríamos de individualidad, ya que es a través de recursos como la sinécdoque que podemos distinguirnos al expresarnos.
