El término latino tribulatĭo llegó al castellano como tribulación. Se trata de un padecimiento espiritual o moral, un dolor o un martirio que sufre una persona. Por ejemplo: “En estas horas de tribulación, sólo deseo volver a mi casa para estar junto a mi familia”, “El cura pidió a Dios que brindase consuelo a las víctimas en su tribulación”, “El atentado terrorista provocó una profunda tribulación en la población”.
La noción se emplea con referencia a una conmoción o una gran angustia que se produce por algún evento. Supongamos que un grupo de trabajadores, al ingresar a la empresa donde desarrollan sus actividades laborales, se encuentran con un cartel que informa el cierre de la compañía por problemas financieros. Los empleados, de este modo, se quedan sin trabajo. La noticia causa tribulación entre estos sujetos, que deberán encontrar de modo urgente un nuevo empleo que les permita obtener los recursos necesarios para mantener a sus familias.
La idea de tribulación también puede vincularse a la adversidad. Una joven que logra completar una licenciatura después de mantener dos trabajos de manera simultánea y estudiar durante cinco años, habiendo superado una grave enfermedad y la muerte de sus padres en un accidente, puede decir que atravesó las tribulaciones hasta conseguir su objetivo.
Es importante señalar que este término no es de uso común en el habla cotidiana, sino que se encuentra con más frecuencia en la literatura. En el lenguaje popular se utilizan sustantivos tales como «sufrimiento», «angustia» y «pesadilla», entre otras muchas palabras y expresiones, según la región y la franja etaria del emisor.
En algunas ramas del cristianismo, se conoce como La Gran Tribulación al periodo de sufrimiento que enfrentarán quienes no creen en Dios cuando se acerque el momento del Apocalipsis. Este concepto forma parte de la denominada escatología cristiana, una rama de su teología que consta de las creencias acerca de las realidades últimas: el destino final de todo lo que conocemos y el estado de los seres humanos luego de su muerte.
Más allá de cómo cada uno interprete las profecías de los numerosos libros que conforman la Biblia cristiana, la Gran Tribulación fue anunciada por Jesús en el evangelio de San Mateo, como un periodo que los seres humanos deberán enfrentar, diferente a todo lo que hayan vivido hasta entonces, y que sólo los «escogidos» se salvarán de él. Estas declaraciones las hizo en el Monte de los Olivos.
Según ciertas corrientes del cristianismo, la interpretación del Apocalipsis nos detalla los eventos que tendrán lugar en la Gran Tribulación, además de algunas de sus características, como se expone a continuación:
* la Gran Tribulación no durará mucho tiempo, ya que no afectará a toda la humanidad, sino tan sólo a aquellas personas que no hayan sido escogidas;
* tendrán lugar diversos desastres naturales, tales como plagas, maremotos, terremotos y hambruna;
* los cuatro jinetes del Apocalipsis serán uno de los tantos portentos y señales de carácter presagioso que aparecerán en el cielo;
* su comienzo ocurrirá con una proclamación de «Paz y Seguridad», según una profecía en el libro de los Tesalonicenses. Otros evento relacionado será la caída de las religiones falsas (mencionadas en la Biblia como «Babilonia la Grande»);
* durante la Gran Tribulación también podrán advertirse ciertas señales astronómicas, que el cristianismo podrá interpretar como un signo de que se acerca su salvación, mientras que los seres malvados las vivirán con angustia y terror;
* en el núcleo de la profecía de la Gran Tribulación se encuentra un hecho que regocijará a los creyentes: Jesucristo vendrá a la Tierra por segunda vez, lo que se conoce formalmente como la Segunda Venida. El Hijo de Dios llegará acompañado de un ejército de ángeles y protegerá a sus seguidores de las persecuciones que sufrirán.
“Tribulación”, por último, es el título de una serie de televisión de origen peruano que se emitió en 2011.
