Un vertedero es un espacio en el cual se pueden verter cosas. Este verbo (verter), por su parte, alude a derramar un líquido o a arrojar algún tipo de elemento.
Por ejemplo: «Encontraron una granada sin estallar en un vertedero de San Pablo», «La organización ecologista recomendó sellar el vertedero», «El vertedero del dique está a punto de rebasar».
El vertedero como depósito final de la basura
El uso más habitual de vertedero se vincula al depósito final de la basura; por eso los vertederos también se conocen como basureros o basurales. Existen vertederos autorizados por los gobiernos, que eligen el sitio de depósito de acuerdo a cuestiones medioambientales, sociales y económicas y luego controlan su funcionamiento. Otros, en cambio, son vertederos clandestinos que surgen de manera espontánea.
Es importante destacar que los vertederos, sean controlados o clandestinos, siempre generan contaminación. Cuando los residuos se descomponen, pueden liberarse gases tóxicos a la atmósfera. La descomposición también puede afectar el agua subterránea que muchas veces es consumida por los vecinos de la zona.
Clasificación según el tipo
Además de los nombres mencionados más arriba, los vertederos también se conocen como rellenos sanitarios o tiraderos, y podemos clasificarlos de diferentes formas. A grandes rasgos, debemos distinguir entre los siguientes dos tipos:
- Clandestinos: se trata de un sitio en el cual un grupo de personas decide tirar sus desechos sólidos, sin haber tomado en cuenta las cuestiones que hacen al cuidado del medio ambiente. Como puede deducirse, un vertedero clandestino es una fuente grave de contaminación, lo cual deriva de forma inevitable en epidemias y otros trastornos sociales. Por lo general, se establecen en sumideros o depresiones naturales.
- Urbano o municipal: es aquél que el gobierno municipal escoge luego de haber estudiado detenidamente los aspectos sociales, ambientales y económicos pertinentes. Este tipo de vertedero también se denomina sanitario o controlado, y su impacto en el medio ambiente depende de la eficacia de las medidas tomadas por el organismo responsable de su creación.
Los vertederos y el biogás
Para minimizar la contaminación, las autoridades deben impermeabilizar la superficie del vertedero, logrando que los contaminantes no lleguen al suelo natural y al agua subterránea. Por otra parte, es importante que se recupere el biogás generado por la descomposición de la basura.
El concepto de biogás, por su parte, hace referencia a un gas combustible que se origina en la naturaleza o bien en ciertos dispositivos como consecuencia de las reacciones que biodegradan la materia orgánica. Cuando no está presente el oxígeno, o sea cuando nos encontramos en un entorno anaeróbico, los microorganismos actúan de forma que se produzca este fenómeno.
Otro nombre por el cual se conoce este compuesto es gas de los pantanos, debido a que en estos espacios tiene lugar una biodegradación de residuos vegetales que puede compararse perfectamente con la mencionada en el párrafo anterior.
Una estructura hidráulica
Un vertedero hidráulico, por otra parte, es la estructura que posibilita el pase del agua en una presa. La finalidad de estos vertederos es asegurar la estructura de la presa y hacer que el nivel del agua no varíe demasiado.
El uso conjunto de los vertederos hidráulicos y las compuertas puede hacer que un curso de agua permanezca navegable.
El vertedero en «Avenida de los misterios»
John Irving, aclamado escritor norteamericano, es el autor de «Avenida de los misterios». Allí cuenta la historia de dos hermanos, Juan Diego y Lupe, que se crían en un vertedero.
Los llaman «los chicos de la basura» porque son los encargados de clasificar la basura y ganarse así la vida. Las descripciones sobre el ambiente en el que esos dos niños viven son detalladas y escalofriantes y nos invitan a pensar en las miserables vidas que tienen muchísimas personas en el mundo y las consecuencias del neoliberalismo económico en la pirámide de clases sociales.