Acicalar es un verbo que puede emplearse para aludir a la acción de pulir, limar, lijar, suavizar o perfeccionar algo. El acto puede desarrollarse, de distintas maneras, en objetos o seres vivos.
Por ejemplo: “Debo acicalar mi casco antes del desfile”, “El gobierno pretende acicalar los edificios públicos para que luzcan relucientes cuando lleguen los presidentes”, “El perro sorprendió a la gente cuando comenzó a acicalar a los cachorros de león”.
Acicalar objetos
El acicalado puede referirse a la limpieza y el pulido de las armas metálicas. Para acicalar un arma, es posible utilizar diferentes aceites y lociones que le confieren brillo y que, en muchos casos, le brindan protección frente al óxido.
Acicalar una fachada o una pared, por otra parte, consiste en embellecer la superficie en cuestión para mejorar su apariencia. La acción no implica un cambio estructural ni profundo, sino superficial.
La acción en los animales
En los animales, el acicalado se asocia al cuidado que realizan del exterior de su cuerpo. Acicalar implica limpiar y desparasitar la piel o el pelaje, en una conducta que resulta indispensable para su salud y su bienestar.
Pero el acicalado en los animales es mucho más que el simple acto de limpiar el propio cuerpo; a continuación se listan algunas de las principales funciones que cumple esta actividad que la mayoría de las especies realiza a diario:
* si bien se enfoca en la higienización de la piel, el pelaje y el plumaje, también sirve para la eliminación de ciertos parásitos exteriores y la prevención de algunas infecciones;
* mantener en buen estado la cubierta externa de algunos animales para que pueda cumplir su función, ya sea impermeabilizar el cuerpo o bien protegerlo de las temperaturas extremas;
* deshacerse de los olores que puedan llamar la atención de ciertos depredadores o, durante los momentos de caza, alertar a las potenciales presas de su presencia;
* impregnar todo su cuerpo de feromonas que sus congéneres puedan oler. Las feromonas son sustancias químicas que secreta un individuo con el objetivo de provocar determinados comportamientos en otros de su misma especie a través de mensajes adecuadamente codificados, los cuales pueden ser detectados a grandes distancias. Dos ejemplos comunes del uso de feromonas son la atracción o el rechazo sexual;
* las aves también deben acicalar sus plumas para mantenerlas en las condiciones adecuadas para el vuelo;
* algunas especies usan el acicalado para conseguir el mejor aspecto posible durante la época de cortejo. A pesar de lo que crean muchas personas, los animales también tienen que luchar para conseguir pareja en muchos casos.
Acicalar socialmente
Cabe destacar que algunas especies desarrollan el denominado acicalado social: es decir, un animal se dedica a acicalar a otro, y a su vez es acicalado por un tercero. En este caso, la práctica no solo se emplea como mecanismo de higienización, sino que también contribuye a establecer vínculos y a la resolución de conflictos.
Si bien el ejemplo más común de acicalado social solemos verlo en los simios, son muchas las especies que lo practican; sin ir más lejos, los perros y los gatos son dos especies que algunas veces recurren a esta forma de comunicación para demostrarles respeto o amor a sus compañeros, entre otras cuestiones que sabrán ellos mejor que nosotros.
Diferencias según la especie
El acicalado puede ser diferente en cada especie. Los insectos, por ejemplo, utilizan sus patas para limpiarse las antenas. Las aves, que dedican más tiempo a esta actividad que a cualquier otra, frotan sus patas y su pico, reorganizan sus plumas y las alisan. El agua es el punto de encuentro de muchos animales aparentemente diversos, y en este grupo entramos también nosotros.
Un ser humano se acicala, por último, cuando se afeita o depila y se peina para lograr un aspecto más pulcro y cuidado.