Acólito es un concepto que se emplea en el ámbito de la religión católica. Así se llama al individuo que, sin tener órdenes clericales, puede actuar en situaciones extraordinarias como ministro, administrando la eucaristía y cumpliendo funciones en el altar.
La misión del acólito es colaborar con el presbítero o el diácono en la misa y en otras celebraciones de la liturgia. Desde el inicio de la Iglesia, los acólitos eran jóvenes que escoltaban a los obispos ya que pretendían, más adelante, acceder al mundo eclesiástico. De esta forma, actuaban como mensajeros de los clérigos y desarrollaban distintas tareas durante la misa.
Acólitos y monaguillos
Aunque lo habitual es que los acólitos sean aspirantes a las órdenes clericales, los laicos también pueden ejercer el ministerio. Es importante diferenciar, de todos modos, entre el acólito (que es instituido) y el monaguillo (cualquier católico que haya recibido la primera comunión y que desee colaborar con el sacerdote). Los acólitos pueden instruir a los monaguillos y, en situaciones especiales, dar la comunión si hay una gran cantidad de comulgantes o si el ministro está ausente.
Más allá de esta distinción, las tareas similares que pueden ejercer durante la liturgia hacen que los conceptos de acólito y monaguillo suelan usarse de modo indistinto. Incluso en ocasiones se considera que un monaguillo es un “acólito de hecho”, ya que no es instituido en el marco de un ministerio pero colabora con el sacerdote y sirve al altar.
Recomendaciones de la Iglesia
La Iglesia ofrece una serie de recomendaciones para los acólitos:
- Sentirse honrado de haber sido escogido para llevar este cargo, y hacer todos los esfuerzos posibles por realizarlo con responsabilidad y fidelidad.
- Prestar especial atención a las tareas de organización de las ceremonias, como la preparación del altar y el encendido del turíbulo.
- Mostrar siempre un profundo amor al Señor a través de los actos, como ser visitar la iglesia más cercana con asiduidad, rezar el rosario cada día y una oración de acción de gracias luego de comulgar.
- Mantener vivo el lazo de amistad que los une con Dios. Por ejemplo, acudir al confesionario ante cualquier pecado y evitar toda ocasión que pueda conducir a comportamientos alejados del camino marcado por la religión.
- Aceptar cualquier indicación para mejorar con absoluta humildad, para abrir las puertas a la corrección de los propios errores.
- Actuar con responsabilidad y seriedad durante la celebración de las ceremonias, cumpliendo con precisión las órdenes y los deberes, prestando atención a los avisos del ministro y mostrando una actitud discreta e inspiradora frente a los fieles.
- Cuidar la dirección de la mirada y la postura en las misas, evitando por todos los medios las distracciones y manteniéndose erguidos.
Acólitos en el universo de Marvel Comics
En el universo de Marvel Comics, por otra parte, se conoce como los Acólitos a un grupo de villanos que responden a Magneto, y que se consideran a ellos mismos sus fanáticos. Su creación estuvo a cargo de Jim Lee y Chris Claremont y debutaron en el primer volumen de X-Men de 1991.
En un principio, este grupo de mutantes huía desesperadamente de los solados de SHIELD, una agencia de inteligencia que forma parte del Universo Marvel y se encuentra bajo la dirección del personaje Nick Fury. El primer líder de los Acólitos era Fabian Cortez, otro de los villanos de la serie.
A lo largo de la historia, los Acólitos se cruzan con Magneto, quien les brinda protección en el Asteroide M, el nombre de su estación espacial, donde se refugian durante un tiempo. Sin embargo, Cortez consigue que se enfrenten con el grupo de los X Men y parte de los Acólitos pierden la vida en el campo de batalla.