La adenina es uno de los componentes del ácido ribonucleico (ARN) y del ácido desoxirribonucleico (ADN). Esta sustancia es una base nitrogenada, cuyo símbolo es A en el código genético.
La fórmula de la adenina, que deriva de la purina, es C5H5N5. Se trata de un componente de las cadenas de los ácidos nucleicos que está en los nucleótidos, al igual que el resto de las bases nitrogenadas del ARN y del ARN (el uracilo, la timina, la citocina y la guanina).
Un nucleótido se compone de un azúcar con cinco carbonos, un grupo fosfato y una base nitrogenada. Estas bases, en el ADN, se acoplan entre sí para constituir la estructura de escalera que caracteriza a la doble hélice de este ácido nucleico. En el caso de la adenina, se acopla siempre a la timina debido a que ambas bases nitrogenadas disponen de afinidad química.
Descubrimiento de la adenina
La adenina y la timina fueron halladas por Albrecht Kossel, un químico de origen alemán que realizó el descubrimiento en 1885. A partir de entonces, los conocimientos sobre estas bases se multiplicaron.
Es importante mencionar que, en la antigüedad, la adenina se conocía como B4, ya que se la incluía en el complejo de la vitamina B. Sin embargo, con el tiempo los científicos alcanzaron un consenso respecto a la adenina no era en realidad una vitamina.
En las últimas décadas, los científicos comenzaron a analizar la adenina en sus estudios sobre el origen de la vida en nuestro planeta. Incluso hay estudios que sostienen que el ARN y el ADN podrían haber llegado a la Tierra en meteoritos procedentes del espacio exterior.
Una de las razones de que este componente se halle en medio de dichas investigaciones es que los dos ácidos antes mencionados, el ARN y el ADN, transportan información genética de gran importancia acerca de los seres vivos, en parte por ser única e irrepetible.
Su presencia en el organismo
De la adenina deriva un compuesto capaz de actuar como coenzima de las demás vitaminas, y se conoce especialmente a raíz de la rapidez con la que funciona cuando se dedica a producir energía en nuestro organismo. Por esta razón, resulta muy beneficioso ingerir adenina (que en muchos casos aún la encontramos con el nombre de vitamina B4) como parte de nuestra dieta normal.
Para saber si estamos atravesando un caso de deficiencia de este componente, podemos echar un vistazo a los síntomas más comunes: estreñimiento, trastornos en la piel, tasa de crecimiento reducida, problemas en la sangre, sensibilidad a la insulina, hipoglucemia, anemia, aparición de alergias varias, vértigo, fatiga por encima de los niveles normales, mayor propensión a contraer enfermedades e infecciones a causa de un debilitamiento del sistema inmune.
Fuentes de adenina
Con respecto a las fuentes naturales de la adenina, se sabe que es un componente que nuestro cuerpo sintetiza por medio de ciertos alimentos, por lo cual no es muy común encontrarlo como suplemento. Donde sí aparece esta vitamina es en plantas medicinales tales como el cohosh, la cayena, el tomillo, la zarzaparrilla, el escaramujo, las algas de mar, el lúpulo, el sello de oro, la grama, la hierba gatera, la alcaravea, la bardana, el cardo santo y el jengibre, entre otras muchas.
Por otro lado, la adenina también está presente en algunos alimentos, como ser la yuca, los cereales integrales, las frutas y las hortalizas frescas en general y la levadura.
Entre los beneficios de la adenina para nuestro organismo destaca el hecho de que promueve la generación de glóbulos blancos. Además, no debemos olvidar que es un derivado de la purina, un elemento indispensable para sintetizar las proteínas de forma adecuada y para llevar a cabo varios de sus procesos químicos.