Aguardiente es un concepto que se forma con dos términos: agua y ardiente. La idea de agua puede aludir al líquido que carece de sabor, color y olor y que presenta moléculas compuestas por un átomo de oxígeno y dos de hidrógeno (H2O). El término también puede referirse a cualquier líquido obtenido mediante la emulsión, disolución o infusión de frutas o plantas.
En cuanto al concepto de ardiente, se trata de un adjetivo que permite calificar a lo que arde o a lo que provoca ardor. Algo ardiente, de este modo, genera una sensación de calor.
Qué es el aguardiente
Se denomina aguardiente a una bebida alcohólica que se obtiene mediante un proceso de destilación. Se produce a partir de la fermentación de distintos cereales, frutas y otros productos de origen agrícola.
La fermentación tiene lugar cuando determinados microorganismos actúan sobre los azucares de la materia prima y generan alcohol. En concreto, de la sacarosa presente en la planta, el grano o el fruto, surge el etanol.
El producto fermentado luego es sometido a la destilación. El aguardiente es, en esencia, el etanol en cuestión diluido en agua. Al contar con una elevada graduación alcohólica, se considera que el aguardiente es una bebida espirituosa.
Recorrido histórico
Se estima que la destilación, en un principio, se aplicó a la obtención de perfumes. El paso del tiempo hizo que el proceso empezara a utilizarse también para producir bebidas alcohólicas.
Los árabes cumplieron un rol fundamental ya que crearon las alquitaras y los alambiques usados para destilar. En estos recipientes equipados con conductos podían calentarse líquidos para proceder así a la separación de las sustancias destiladas.
La incursión árabe en el territorio español contribuyó a difundir estas técnicas en el continente europeo. A comienzos de la Edad Media, los métodos empleados para lograr la destilación ya se habían perfeccionado.
Distintos tipos de aguardientes
Es importante considerar que no existe una única clase de aguardiente. A todas las bebidas espirituosas que se elaboran mediante la destilación de un fermentado alcohólico se las puede denominar de esta forma.
Una primera clasificación nos permite distinguir entre los aguardientes simples y los aguardientes complejos. En el primer caso, la bebida resultante mantiene los sabores originales del proceso productivo, mientras que a los aguardientes complejos se le añaden ingredientes que no forman alcohol.
Los aguardientes simples son los más populares. El whisky, el ron, el tequila y el brandy forman parte de este grupo.
Productos a base de cereales
El whisky puede ser mencionado como un aguardiente de cereales. Suele producirse con maíz, trigo, cebada o centeno y contempla distintas variedades, como el bourbon.
El vodka es otro aguardiente de cereal. Su elaboración requiere el uso de especies con un alto contenido de almidón, como el trigo o el centeno.
La fermentación del arroz, en tanto, permite obtener sake. A esta bebida típica de Japón también se la conoce como vino de arroz.
Aguardientes de uva
Los aguardientes de uva o aguardientes de vino son muy consumidos a nivel mundial. El brandy, el pisco, el coñac y la grapa están entre los más conocidos.
Es interesante mencionar que, en ocasiones, el nombre de la bebida depende de la región o de determinadas características. El coñac, por ejemplo, es un brandy en particular. De todos modos, la definición de cada producto varía y hasta puede estar estipulada según leyes locales.