El concepto de etanol alude al alcohol etílico: una sustancia cuya fórmula química es CH3-CH2-OH. Se trata de un líquido que se genera a partir de la fermentación de productos que presentan una elevada cantidad de carbohidratos.
Con respecto a su etimología, podemos decir que este término responde a la definición de la IUPAC (la sigla en inglés de la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada) para el compuesto químico que se caracteriza por tener una molécula y dos átomos de carbono (de ahí viene el prefijo et-), relacionados por medio de un solo vínculo (esto se entiende por el sufijo -ano) y la presencia de un grupo -OH (que se expresa con el sufijo -ol).
En el año 1834, el científico alemán Justus Liebig acuñó el prefijo etilo, el cual formó contrayendo el término francés éter (toda sustancia que se sublime o evapore con facilidad a temperatura ambiente) y el griego ύλη (cuya pronunciación se asemeja a hylé y significa «sustancia»). Recién en el año 1892, en el marco de la celebración de la Conferencia Internacional sobre Nomenclatura Química en la ciudad suiza de Ginebra, se acuñó la palabra etanol.
El etanol, en condiciones normales de temperatura y presión, es inflamable e incoloro. En cualquier proporción, por otra parte, es soluble en agua.
La obtención del etanol se realiza a través de la fermentación anaeróbica de una disolución que contiene levadura y azúcares. Mediante la destilación, se puede separar el etanol del agua.
Uno de los usos más habituales del etanol es la elaboración de bebidas alcohólicas. Por fermentación, se produce cerveza, vino y otros productos. En el caso de la ginebra, el tequila y el whisky, entre otras bebidas, el proceso también incluye la destilación.
La cantidad de etanol presente en la bebida varía en cada caso. Mientras que los aguardientes pueden tener hasta un 70% de etanol, en la cerveza el nivel de alcohol etílico suele rondar el 5%.
Es importante tener en cuenta que el etanol es una droga, cuyo consumo es legal en la mayor parte del mundo. Sin embargo, el abuso en la ingesta de bebidas alcohólicas genera graves problemas de salud. Quien consume mucho etanol puede sufrir un coma etílico que incluso le provoque la muerte.
El etanol, por otra parte, también puede utilizarse como combustible, ya sea solo o combinado con otras sustancias. Cuando se mezcla etanol con gasolina, se produce alconafta.
Usado como combustible, el etanol suele obtenerse a partir de la caña de azúcar. Esto lo convierte en un producto de origen renovable.
Uno de los usos más comunes del etanol se encuentra en la industria de los productos de belleza, como ser los cosméticos. La razón es que tiene propiedades astringentes, ideales para la limpieza de la piel, y también sirve para conservar lociones ya que impide que sus ingredientes se separen y el producto pierda efectividad. En el caso de los aerosoles usados para el cabello, el etanol permite que la sustancia se adhiera correctamente.
En los desinfectantes también se usa el etanol, ya que acaba de forma efectiva con los virus, los hongos y las bacterias, entre otros microorganismos. Por ejemplo, para cualquier situación en la cual las personas no tienen agua y jabón a su alcance, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (conocidos por medio de la sigla CDC) lo recomiendan para evitar infecciones.
También podemos encontrar el etanol en ciertos productos para el hogar, tanto para la limpieza como para el cuidado personal. Por otro lado, se destina a la creación de disolventes que se usan en barnices, lacas y pinturas, a partir de su combinación con agua y varios compuestos orgánicos.