La geografía social se encarga de estudiar problemáticas sociales y de hacer foco en el vínculo entre comunidad y territorio. En esta disciplina que se enlaza con la geografía humana se tienen en cuenta los factores geográficos en constante interacción con los integrantes de cada sociedad. Además, se posa la atención en procesos y fenómenos que terminan generando contextos de bienestar y posibilidades de progreso o todo lo contrario, quedando expuesta así la desigualdad social.
El campo de investigación de esta área contempla a la geografía tanto urbana como regional, a la geografía histórica y a la geografía de la población. En este marco se les da visibilidad a la demografía y también se reconoce en tiempo y espacio, delimitándolos de modo multiescalar, a grupos sociales relevantes. Tampoco hay que pasar por alto que la geografía social se ocupa de observar realidades que viven y padecen diversos sectores de la población en cuanto a inseguridad, vulnerabilidad, servicios públicos, salud y pobreza.
Campos que abarca la geografía social
La geografía social abarca múltiples campos o ramas de saber y se nutre con aportes procedentes de la denominada geografía cultural. Esta disciplina, simultáneamente, se enriquece y complementa con la antropología social y la sociología, pero está englobada en la geografía humana como un enfoque concreto.
La etnografía y la demografía son asignaturas propias de esta materia que investiga a la globalización y al desarrollo regional como cuestiones destacadas de la geografía económica.
La geografía política, subdividiéndose en los tópicos de regionalismo, nacionalismo y geopolítica, así como la geografía del género, la geografía de las minorías y la geografía de la religión son otros focos de interés al interpretar a la geografía desde una perspectiva o mirada social.
Vale la pena considerar incluso que en este terreno se abordan hábitos comunitarios de ocio y consumo explorando la geografía del consumo.
Procesos territoriales y sociales
En el mundo tienen lugar, desde hace miles de años, múltiples procesos territoriales y sociales.
Así como es habitual el fenómeno de la urbanización que se caracteriza por una migración que tiene al campo (es decir, al medio rural) como punto de partida con destino a la ciudad (medio urbano), también es usual la segregación urbana. La división o segmentación de clases queda muy expuesta, asimismo, al extenderse cada vez más la gentrificación, marco en el cual el poder económico se impone sobre barrios o territorios que originalmente eran humildes, desplazando de ellos a los habitantes de escasos recursos para que la zona se torne atractiva y más valiosa a nivel turístico e inmobiliario.
El desplazamiento social y la migración van provocando transformaciones también. El desplazamiento forzado (motivado por violencia, quebrantamiento de derechos humanos u otros problemas), los refugiados y los flujos migratorios inciden cultural, económica y socialmente en más de un lugar.
Cuando se hace hincapié en situaciones de pobreza y desigualdad social, por otra parte, quedan en evidencia la marginación, la exclusión social, la falta de garantías sobre derechos y justicia entre los más vulnerables y las diferencias en el acceso a múltiples servicios y recursos.
El cambio climático y otros asuntos relacionados al medio ambiente, en tanto, tienen impacto en numerosas comunidades y obligan a implementar medidas tanto de adaptación como de mitigación.
Desafíos de la geografía social
Los desafíos de la geografía social están asociados a retos del mundo contemporáneo, a necesidades que van surgiendo a escala internacional y a propiciar condiciones para que, a futuro y con justicia ambiental y justicia social, se logre una mejor convivencia tanto entre seres humanos como entre nuestra especie y el entorno natural.
Hay que trabajar mucho todavía para instaurar globalmente la filosofía del desarrollo sostenible, adoptar políticas adecuadas de redistribución de la riqueza y terminar con problemáticas de enfrentamiento social que tanto daño y consecuencias negativas generan. La xenofobia y el racismo, por ejemplo, tendrían que erradicarse por completo para que la discriminación no siga sumando víctimas. Otra cuenta pendiente es conseguir ciudades realmente accesibles a todos los miembros de una población y para ello es esencial y necesario posar la vista sobre la geografía de la discapacidad.
Asimismo, es fundamental planificar responsablemente el espacio urbano, cuidar los recursos naturales con normativas y regulaciones centradas en su manejo y explotación y luchar contra el cambio climático para que todos, más allá de las fronteras, podamos habitar un planeta sano, justo, tranquilo y agradable. Quienes se ocupen del diseño de urbes sostenibles tendrán que implementar estrategias que resguarden la biodiversidad sin resignar comodidades de los seres humanos ni su calidad de vida: la ecología urbana, en ese plan, es clave para proporcionar ideas, información de interés y respuestas a planteos o problemas de urbanismo, sociología, ingeniería y arquitectura.
Por supuesto, la educación es imperiosa para ir transformando positivamente cada rincón de la Tierra a fin de expandir buenos valores y comportamientos favorables a nivel colectivo. Conseguir un grado óptimo de cohesión social, en este contexto, es vital en pos de la cooperación, la paz, la inclusión, el respeto y el bienestar de cada individuo.