Rinitis es un término empleado en el ámbito de la medicina para nombrar a la hinchazón de la mucosa que se halla en las fosas nasales. Dicha inflamación puede tener diferentes causas.
Cuando la rinitis se produce por la acción de sustancias alérgenas, se habla de rinitis alérgica. En este caso, las membranas de la mucosa nasal reaccionan ante la aparición de polen, la caspa animal, los ácaros del polvo u otro elemento que desencadena la inflamación y otros efectos vinculados a la rinitis, como las secreciones constantes, la congestión nasal, el picor y los estornudos frecuentes. Cabe mencionar que el nombre que recibe este trastorno cuando se produce a causa del polen es fiebre del heno.
Es importante tener en cuenta que la rinitis no afecta sólo a las fosas nasales. Al inflamarse la mucosa, también se irrita la garganta y es habitual que aparezcan molestias en los ojos, con un lagrimeo abundante. Es probable además que la persona experimente cefalea y otros malestares.
Medidas contra la rinitis alérgica
Es habitual que la rinitis alérgica se desencadene cuando las plantas florecen y hay diversas partículas flotando en la atmósfera. A propósito de los factores desencadenantes, es muy importante tomar tantas medidas como sea posible para evitarlos, aunque resulte impracticable protegerse al cien por ciento.
Entre las cosas que podemos hacer para reducir al máximo nuestra exposición a los factores desencadenantes de la rinitis alérgica se encuentran las siguientes:
- Procurar que la cantidad de polvo y de ácaros en el hogar se reduzca al mínimo posible.
- Mantener un control responsable y constante de la presencia de moho, tanto en los espacios exteriores como interiores.
- Dependiendo del historial de alergias de cada uno, evitar el acercamiento a los animales y al polen de las plantas.
- Dejar de realizar ciertas actividades al aire libre que puedan promover la aparición de rinitis alérgica.
Algunas de las medidas recién expuestas pueden acarrear la necesidad de tomar otras decisiones con respecto a la organización del hogar:
- Proceder de forma diferente a la hora de realizar el aseo general.
- Instalar filtros en cualquier dispositivo o parte de la casa por la cual puedan ingresar polvo o partículas del aire que generen rinitis alérgica.
- Quitar las alfombras, para reducir la cantidad de polvo que se fija en los ambientes y facilitar las tareas de limpieza.
- Usar un deshumidificador para que el aire del hogar sea más seco.
- Indicar a nuestras mascotas que coman y duerman en nuevos puntos de la casa.
El tratamiento
Para tratar esta rinitis, los médicos suelen recetar corticoides o antihistamínicos. Estos últimos son muy efectivos para tratar síntomas de poca duración o de aparición esporádica. La mayoría de los antihistamínicos se consiguen sin necesidad de receta médica y se ofrecen en cápsulas, pastillas o líquido.
Como dato interesante, se sabe que los antiguos antihistamínicos podían provocar somnolencia e incluso interferir en procesos tales como el aprendizaje o en el uso de ciertas herramientas de trabajo que requieran de una gran concentración; los actuales, por otro lado, no tienen efectos colaterales de esta magnitud, aunque algunos de ellos se mantienen con menor intensidad.
Otras clasificaciones de la rinitis
La rinitis también puede desarrollarse por la acción de una bacteria o de un virus (rinitis infecciosa), por cambios en las hormonas (rinitis hormonal) o por alteraciones físicas de la nariz como el tabique desviado o la aparición de un tumor (rinitis mecánica).
De acuerdo a la permanencia y la evolución de la rinitis, los médicos distinguen entre la rinitis crónica y la rinitis aguda. La rinitis crónica se extiende durante seis meses o más, mientras que la rinitis aguda finaliza en un periodo inferior.