
Un volcán establece una comunicación entre la superficie de la Tierra y niveles profundos de la corteza terrestre.
Un volcán es un conducto que establece comunicación directa entre la superficie terrestre y los niveles profundos de la corteza terrestre. Los volcanes son aberturas que se encuentran en montañas o en la tierra; cada un cierto periodo de tiempo, expulsan lava, gases, cenizas y humo.
Según la mitología romana, Vulcano era el dios del fuego y los metales. Casado con Venus y padre de Júpiter y Juno, era el creador de armas y armaduras para los héroes. La palabra volcán, de este modo, proviene de Vulcano.

Ejemplos de volcán
Entre los volcanes más importantes y famosos del mundo se encuentra, por ejemplo, el del Kilimanjaro que se encuentra situado en Tanzania. Sus más de 5.000 metros de altura le convierten en uno de los más altos del planeta y se caracteriza por estar conformado por tres cráteres.
Asimismo tampoco podemos olvidar otros volcanes igualmente significativos como sería el caso del volcán Krakatoa, enclavado en Indonesia; el volcán del Teide, sito en la isla de Tenerife; el volcán Popocatépetl en México o el Vesubio, en Italia. En Nápoles es donde se encuentra concretamente este último que tiene entre sus hechos más significativos el haber sido el causante del sepultamiento de las ciudades de Pompeya y Herculano en el año 79 d.C.

Cuando un volcán expulsa lava, se produce el proceso conocido como erupción.
La erupción
La erupción, tal como se conoce a ese proceso de expulsión, acontece cuando el magma (una mezcla de roca fundida, gases y otros componentes) que se encuentra bajo presión comienza a ascender.
Entre las principales clases de erupciones volcánicas, teniendo en cuenta criterios tales como la viscosidad o la temperatura de las mismas, se encuentran la hawaiana, la vulcaniana, la surtseyana, las submarinas, las fisurales, la peleana, la vesubiana y la mixto.
Se denomina chimenea al conducto que comunica a la cámara magmática de la profundidad con la superficie terrestre. La lava erupciona a través de la chimenea central del volcán, que también puede presentar otras formaciones conocidas como conos parásitos e incluso algunas que sólo expulsan gases y reciben el nombre de fumarolas.
Tipos de volcán
Cuando no se tiene ningún registro sobre la actividad eruptiva de un volcán, los especialistas hablan de volcanes inactivos. En cambio, los volcanes que estuvieron en actividad hace no demasiado tiempo o que, actualmente, siguen con actividad eruptiva, son denominados volcanes activos.
Y todo ello sin olvidar tampoco que también existen los que se conoce como volcanes durmientes que son aquellos que se caracterizan por el hecho de que mantienen ciertos signos de actividad volcánica. En concreto se les llama así a todos aquellos que no han hecho una erupción durante siglos.
Un supervolcán es un tipo de volcán que se caracteriza por sus erupciones voluminosas, con fuertes explosiones y un gran volumen de magma expulsado. Estos supervolcanes tienen la capacidad de modificar el clima durante años y de alterar el paisaje que los rodea de manera radical.
Para terminar tampoco podemos obviar el hecho de que el término que nos ocupa también forma parte de algunas expresiones que utilizamos dentro del lenguaje coloquial. Un ejemplo de ellas es la locución adverbial «estar sobre un volcán» con la que lo que se hace es determinar que una persona en cuestión se encuentra viviendo una situación peligrosa sin saberlo.
Palabra de experto
El investigador y divulgador de Ciencias de la Tierra Alejandro S. Méndez cuenta con más de 22.000 seguidores en X. Consultamos a este ingeniero geólogo del Instituto Politécnico Nacional (IPN) sobre diferentes aspectos relacionados con los volcanes:
– ¿Cómo nace un volcán? En la actualidad, ¿existe algún proceso de ese tipo en marcha?
El nacimiento de un volcán es un proceso complejo que involucra diversas variables geológicas y químicas. Este proceso comienza a varias decenas de kilómetros de profundidad, donde la roca fundida, debido a las altas temperaturas del interior de la Tierra, se mantiene en relativa estabilidad. Sin embargo, factores como el agua, la presión y reacciones químicas complejas pueden alterar esta estabilidad. Cuando estos factores provocan un cambio en la densidad de la roca fundida, ésta empieza a ascender. Este ascenso de magma es lento, con burbujas de lava moviéndose apenas unos centímetros al año. Después de varios siglos o incluso milenios, el magma puede llegar a la superficie terrestre, buscando zonas de debilidad en la corteza donde pueda emerger, dando lugar a la formación de un nuevo volcán.
Actualmente, este proceso continúa en diversas partes del mundo. Regiones tectónicamente activas, como el Anillo de Fuego del Pacífico, son lugares donde la formación de volcanes sigue siendo una realidad en marcha, con magma ascendiendo constantemente hacia la superficie.
Alejandro S. Méndez
– ¿De qué forma se monitorea la actividad de un volcán?
Existen varios métodos importantes para monitorear la actividad volcánica. Uno de los más destacados es el seguimiento de los sismos dentro de la estructura volcánica. Al igual que una tomografía humana, este método ayuda a visualizar la compleja red de canales por donde se mueve el magma.
Otro método esencial es el monitoreo satelital, que puede identificar cambios químicos en las nubes de ceniza, lo cual podría indicar el ascenso de nuevo magma. El cambio en la química del magma es crucial para el monitoreo. Esto puede hacerse de manera directa, tomando muestras de la ceniza que emana del cráter principal o de manantiales cercanos, ya que el agua interactúa y filtra los elementos del magma a medida que este se mueve por el subsuelo.
Un método relativamente nuevo para monitorear los volcanes involucra también el uso de satélites y se conoce como InSAR (Interferometría Radar de Apertura Sintética). Esta técnica mide con radar los cambios en la superficie del volcán a nivel de centímetros. Cuando el magma asciende, estas montañas se inflan como globos, lo que puede marcar el inicio de una erupción.
Alejandro S. Méndez