Ejemplos
Veamos tres ejemplos de cuita en contexto: “La cuita del muchacho comenzó cuando perdió su trabajo y poco después sufrió un accidente automovilístico que lo dejó inmovilizado durante un largo tiempo”, “No suelo amargarme por la cuita deportiva, me preocupa mucho más lo que sucede con mis seres queridos y con mis compatriotas”, “Las cuitas internas ya están debilitando a la coalición política que ejerce el gobierno desde hace apenas tres meses”.
En la primera oración, podemos entender que el joven vivió una situación difícil, un sufrimiento tanto físico como emocional, ya que debió atravesar una época de su vida en la cual todo pareció salir mal. La segunda nos habla de los problemas típicos de los clubes deportivos, con roces entre jugadores y entrenadores, desencuentros con los representantes y demás episodios que muchas veces ocupan más espacio en los medios de comunicación que los partidos mismos.
El emisor asegura que esta capa superficial y amarillista de los deportes profesionales no suele generarle malestar, ya que prefiere enfocarse en sus seres queridos y en la situación social de su país. Por último, vemos el término cuita una vez más para hacer referencia a dificultades en una relación profesional, en este caso política, que puede poner en riesgo la solidez de una estructura gubernamental en detrimento del pueblo.
Tristeza o preocupación
Una cuita es algo que puede implicar tristeza o preocupación. Puede vincularse a un hecho desafortunado, una circunstancia compleja o un enfrentamiento. Las cuitas, en este marco, son dolores o penas: “No soporto más esta cuita, estoy desesperado”, “Déjame ayudarte a sobrellevar tus cuitas”, “Lucrecia estuvo horas contándole sus cuitas a Fabiola”.
Como podemos ver en los tres ejemplos recién expuestos, una cuita entendida de esta manera es difícil de afrontar y superar. Una situación personal que nos angustie a este nivel puede derivar en problemas de salud de variada gravedad, comenzando por el peligroso estrés, una de las fuentes más frecuentes de deterioro físico y mental.
Es por esta razón que ante una cuita nunca está de más pedir ayuda a nuestros seres allegados, ya sea a nuestros amigos, nuestra familia o incluso personas con las cuales no tenemos un trato muy cercano, pero que tengan las herramientas para reconducirnos a un camino de luz, donde recuperemos la claridad para entender cómo salir del pozo y recuperar la felicidad.
Una de las características de una cuita se puede apreciar en el primer ejemplo: la aflicción alcanza un grado tal que nos provoca desesperación porque no sabemos qué hacer para resolver el problema que la causa. En el segundo ejemplo vemos que el emisor le pide a su interlocutor que le permita ayudarlo: si tenemos esa inmensa fortuna, nunca deberíamos decir que no. Por último, el desahogo necesario para limpiar nuestra mente puede tomar horas de exteriorizar todo aquello que nos angustia.
Estiércol de las aves
Cuita también es el estiércol de las aves; éste es el nombre que recibe en países como Nicaragua, Honduras y Costa Rica. En este caso, por lo tanto, el concepto se vincula al excremento de este tipo de animales que presentan plumas en el cuerpo y tienen alas.
Por extensión, en zonas de México se utiliza la idea de cuita respecto a cualquier clase de excremento, incluso de seres humanos. Se trata de un término vulgar, que no se emplea en un ámbito formal.