La depresión es un trastorno emocional que hace que la persona se sienta triste y desganada, experimentando un malestar interior y dificultando sus interacciones con el entorno. El término proviene del término latino depressio que, a su vez, procede de depressus («abatido» o «derribado»).
Por ejemplo: «No sé que hacer con el tío Augusto: la depresión hace que no quiera comer», «Sufrí de depresión durante ocho largos años pero, gracias al amor de mi familia, pude salir», «No voy a dejar que la situación me supere: la depresión no está en mi vocabulario».
La depresión según la medicina y la psicología
Para la medicina y la psicología, la depresión se manifiesta a partir de una serie de síntomas que incluyen cambios bruscos del humor, irritabilidad, falta de entusiasmo y una sensación de congoja o angustia que trasciende a lo que se considera como normal.
En el desarrollo de la depresión, lo habitual es que se produzca una combinación entre un elevado nivel de estrés y la persistencia de algunas emociones negativas. El consumo de drogas es una factor que puede incidir en la aparición de un cuadro de depresión.
Síntomas habituales
Según la definición clínica de esta patología, la depresión es un trastorno en el estado de ánimo donde aparecen sentimientos de dolor profundo, ira, frustración y soledad e impiden que la persona continúe con su vida ordinaria de forma normal durante un tiempo prolongado. Entre los síntomas de esta enfermedad se encuentran:
- Un estado anímico altamente irritable;
- Desmotivación para hacer las actividades habituales;
- Insomnio o dificultad para dormir;
- Aumento o disminución brusca del apetito;
- Estrés, cansancio y sentimientos autodestructivos y de culpa;
- Sensaciones de soledad absoluta y desesperanza;
- Pensamientos suicidas.
Es importante señalar que una de los síntomas más nocivos de la depresión es la disminución de los sentimientos de autoestima, lo que desencadena otras complicaciones como problemas en la interacción social. En los niños, se ven disminuciones en el rendimiento escolar, dificultad para conciliar el sueño y problemas de comportamiento.
Causas de la depresión
Existen muchas causas para este trastorno y de acuerdo a la gravedad de la enfermedad será el tipo de tratamiento que corresponda realizar. Algunos tipos de depresión son la depresión posparto (luego de dar a luz algunas mujeres caen en un pozo profundo de amargura y tristeza. Lo más riesgoso de este tipo de depresión es que la madre suele sentir cierta aversión por su hijo, por esta razón es muy importante que estas mujeres reciban tratamiento); el trastorno disfórico premenstrual (los síntomas aparecen una semana antes de la menstruación y se diluyen una vez que se ha terminado); y el trastorno afectivo estacional (aparece durante las estaciones de frío y se considera que es causada por la ausencia de luz solar, incluso podría ser la razón por la que algunas ciudades donde rara vez sale el sol hay tantos casos de suicidios y adicciones por causas de angustia). El trastorno bipolar, si bien no se considera que sea exactamente un trastorno depresivo, evidencia causas que pueden ser semejantes.
En algunos casos la depresión es debida a causas genéticas, trasmitida de padres a hijos o por experiencias traumáticas durante la infancia que hayan sido mal canalizadas. A veces basta con presentar una predisposición para la depresión para que una situación de estrés, provoque en una persona el desarrollo de esta enfermedad.
Otras causas de este trastorno puede ser adicciones (alcoholismo, cierta drogadicción), determinados tratamientos médicos (cáncer, insomnio, esteroides, hipotiroidismo), y situaciones donde se viva un alto nivel de estrés (maltratos, separaciones, enfermedad o muerte de un ser querido, fracaso escolar, pérdida de empleo), entre otros.
Las consecuencias más graves de la depresión pueden ir desde el aislamiento social hasta la imposibilidad de cumplir con las tareas laborales, llegando incluso hasta el suicidio. Es frecuente que la persona niegue su problema o que no acepte recibir ayuda.
Prevención y tratamiento
Existen varias formas de tratar la depresión, siempre teniendo en cuenta cuáles son las causas que la provocaron y qué carencias tiene en el enfermo. Pero, de todos modos, debe contar con un comportamiento activo del paciente. Por lo general suele incluir sesiones de terapia con un psicólogo o psiquiatra. Éste último puede sugerir, según el caso, el suministro de fármacos con acción antidepresiva.
Además, en todos los casos se recomienda que aquellas personas que presenten los síntomas antes citados se acerquen a un especialista antes de que la enfermedad se vuelva crónica.
Como prevención contra este trastorno, los médicos recomiendan que se duerma adecuadamente, se lleve una alimentación nutritiva y se realicen ejercicios diarios, se eviten los consumos de alcohol y drogas, y sobre todo, que se pase tiempo rodeado de personas a quienes se quiera y realizando actividades que produzcan satisfacción.