Los estados del agua son presentaciones distintas de la sustancia conformada por una molécula basada en un par de átomos de hidrógeno y un átomo de oxígeno que es indispensable para la vida. Al agua puede encontrársela en estado gaseoso (con apariencia de vapor), en estado líquido o en estado sólido (en formato de hielo).
Es interesante saber que, independientemente del modo en el cual se encuentre en el entorno natural en base a las condiciones ambientales que repercutan sobre esta sustancia, el agua no varía nunca en su composición química.
Estados del agua en la naturaleza
En la naturaleza podemos encontrar todos los estados del agua.
El granizo, la nieve y el hielo son modalidades propias de la fase sólida, mientras que distintos paisajes nos invitan a apreciar al agua líquida, teniendo opciones de agua salada y de agua dulce. La lluvia también permite comprobar cómo luce el agua en estado líquido.
Cuando el agua subterránea llega a temperaturas elevadas, en tanto, adquiere protagonismo un fenómeno que da como resultado vapor de agua, posibilitando de ese modo entender que el agua tiene, incluso, estado gaseoso. La sublimación de hielo, así como la ebullición o la evaporación de agua en estado líquido son otras alternativas para que surja vapor de agua, una cuestión muy vinculada a la humedad.
Transición de fase del agua
Diversos fenómenos marcan la transición de fase del agua. El cambio de fase puede darse a través de la fusión, es decir, de un procedimiento que se vale del calor para generar que una sustancia deje de presentarse en estado sólido y pase a ser líquida.
Cuando se encuentra en condición líquida, en cambio, el agua puede someterse a un proceso de solidificación a fin de transformarse en sólida gracias a la variación de la presión a la cual es sometida.
Es atractivo tener en cuenta, además, que por evaporación gradualmente un líquido llega a una etapa gaseosa, mientras que la condensación hace posible que una sustancia que se encuentra en formato gaseoso pase a ser líquida.
Más allá de las opciones mencionadas líneas arriba, no se puede dejar de informar que existen la sublimación (recurso que lleva a una sustancia desde el estado sólido hasta la condición gaseosa sin necesidad de pasar por la fase líquida) y la deposición (por él, un sólido llega a una presentación gaseosa sin antes haberse presentado como líquido).
De igual modo, es enriquecedor resaltar que toda sustancia, a la hora de cambiar de fase, requiere un cierto nivel de energía que se conoce bajo la denominación de calor latente. Resulta apasionante, en este marco, hacer hincapié incluso en el punto de congelación (al analizar el agua pura surgen diferencias entre quienes sostienen que, en condiciones estándar de presión y temperatura, se congela a los 0 ºC y aquellos que no creen que este dato sea obligatoriamente así), en el punto de ebullición (para el agua se calcula en 100 ºC) y en el punto de fusión (0 ºC para el agua pura, de acuerdo a los expertos en el tema).
Estados del agua bajo una mirada termodinámica
Bajo una mirada termodinámica, los estados del agua se analizan en función de propiedades, factores y magnitudes que proporcionan información muy útil.
Se llega entonces a establecer el calor específico de esta sustancia, se toma en cuenta la presión de vapor del agua y se logra apreciar el punto triple, tal como se conoce a la instancia en la cual una determinada sustancia tiene en equilibrio a los estados gaseoso, líquido y sólido.
Otras cuestiones relevantes al respecto son la entalpía (ayuda a calcular, por ejemplo, balances térmicos en un sistema abierto y se puede establecer por medio de la entalpía de vaporización cuánta energía requiere la unidad de masa de una cierta sustancia equilibrada con su propio vapor a fin de pasar del estado líquido al gaseoso) y la entropía (es posible trabajar sobre la entropía de fusión del agua considerando que, desde la teoría, esta noción alude al incremento de la entropía al derretirse una sustancia, pasando de fase sólida a líquida).
Fenómenos meteorológicos vinculados al agua
Hay fenómenos meteorológicos vinculados al agua que conocemos muy bien porque con mayor o menor frecuencia se desencadenan en diferentes rincones del planeta.
Estamos acostumbrados a ver nubes aunque no siempre sabemos o recordamos la importancia que poseen en el ciclo del agua y en la graduación del calor a nivel atmosférico, por ejemplo. La definición de la Real Academia Española (RAE) indica que este término alude a formaciones de cristal de hielo o gotas de agua (o una combinación de ambos) que están suspendidas en la atmósfera y se desencadenan a raíz de la condensación de vapor de agua. La niebla, en tanto, es un fenómeno meteorológico caracterizado por nubes a muy baja altura que, en función de cuánta concentración de gotas haya, obstaculizan en mayor o menor medida la visión.
Tampoco resultan inusuales las lluvias, las tormentas, el rocío, la nieve ni el granizo. En ciertas regiones, en cambio, la naturaleza demuestra su poder por medio de tifones, huracanes y ciclones. Como consecuencia del cambio climático, lamentablemente, suceden en el mundo desajustes que provocan desde muertes y enfermedadeds hasta problemas económicos, pérdidas materiales y obligan a mucha gente a abandonar sus hogares a causa de largos periodos de inundaciones o, por el contrario, de sequías.