Las cascadas que embellecen paisajes de reservas naturales y parques nacionales invitan a apreciar y cuidar los patrimonios naturales que se distribuyen por el mundo.
Patrimonio natural es un concepto enmarcado en el Derecho Ambiental que alude al conjunto de recursos y bienes propios de la naturaleza de inmensa importancia por ser fuente de una gran diversidad geológica y biológica. Los patrimonios naturales que se distinguen a lo largo y ancho del planeta, además, son relevantes en materia cultural, ambiental, científica y paisajística.
Preservar el patrimonio natural es esencial para garantizar la subsistencia de cada una de las especies que se desarrolla en diversos hábitats, no generar desequilibrios asociados a procesos ecológicos, propiciar el bienestar humano y para conservar la pureza y riqueza de impactantes paisajes naturales. Dentro de la superficie argentina, por describir un caso concreto, hay provincias que se han unido en pos de conseguir que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) declare como Patrimonio Natural de la Humanidad a las yungas.
Es interesante hacer foco en los alcances de esta noción, asesorarse acerca de cuáles son las mejores tácticas de conservación, qué beneficios se desprenden al resguardar lo mejor posible a los patrimonios naturales y qué cuestiones constituyen una amenaza para ellos. De este modo, a base de información y sentido común (sumado al respeto que se le debe tener al entorno natural y a todo ser que habita este mundo), se profundiza la conciencia ecológica y cada uno desde su lugar puede colaborar con el cuidado del planeta cambiando hábitos, impulsando proyectos de sustentabilidad o haciendo voluntariado ambiental, por enumerar algunas posibilidades.
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ResumenCómo se compone el patrimonio natural
El patrimonio natural encuentra su base en la biodiversidad. Es oportuno remarcar que en la idea de biodiversidad se resume la diversidad, es decir, la variedad de organismos que habitan la Tierra y cómo, tanto entre ellos como con el entorno que los rodea, van estableciendo conexiones y relacionándose.
Ocuparse de que no esté en riesgo la biodiversidad (controlando, por ejemplo, que se desarrolle sin inconvenientes la flora autóctona y que exponentes de la fauna silvestre no lleguen a un estado de vulnerabilidad o peligro de extinción) es clave para asegurar el equilibrio ecológico.
Cuando existen factores que estimulan la armonía medioambiental los ecosistemas funcionan de manera óptima. Es necesario, por lo tanto, destinar esfuerzos individuales y colectivos al resguardo de ríos, lagos, océanos, montañas, arrecifes de coral, humedales y bosques, específicamente.
No hay que perder de vista que el patrimonio natural abarca, asimismo, formaciones geológicas, biológicas y físicas de carácter excepcional.
Los parques nacionales, territorios de extrema belleza que poseen auténticos tesoros ambientales, sirven para garantizar, dentro de cada nación, la protección del patrimonio natural.
Desde hace décadas, las Islas Galápagos están consideradas como Patrimonio Natural de la Humanidad.
Estrategias de conservación
La sensibilización pública, así como la educación ambiental, es trascendental para cuidar el planeta y tener un mundo más sano, justo y grato a base de sostenibilidad y respeto.
Ambas deben acompañarse, por supuesto, con adecuadas políticas de conservación y una sólida legislación ambiental.
Al detectarse especies en peligro de extinción, por otra parte, se suele apostar por un plan de conservación in situ a fin de no alejar a los ejemplares de sus hábitats naturales. Cuando, por alguna razón, no es posible dicha opción aparece como solución la conservación ex situ con la idea de contribuir o apuntalar la supervivencia de poblaciones. Los jardines botánicos, los viveros, los centros dedicados al rescate y a la rehabilitación de fauna silvestre y los bancos de germoplasma se destinan a esta última modalidad de conservación.
Ante la destrucción, el daño severo o la degradación de los ecosistemas es válido poner en marcha, también, un proceso de restauración ecológica.
La tala indiscriminada y los incendios forestales son algunos factores que generan la pérdida del hábitat de diferentes especies de lemur, llevándolos así a experimentar serios riesgos de extinción.
Amenazas para el patrimonio natural
Al patrimonio natural hay que defenderlo de múltiples amenazas y realidades que ponen en jaque la vida de millones de seres vivos y entornos naturales.
El cambio climático es, hoy por hoy, el principal enemigo para el bienestar de las especies. Se asocian a él consecuencias referidas a la disminución de la diversidad biológica y a los desequilibrios observados en los recursos hídricos (inundaciones, precipitaciones imposibles de predecir, sequías, incremento del nivel del mar y pérdida de capas de hielo).
Se evidencian problemas, además, como resultado de toda clase de contaminación (terrestre, hídrica, atmosférica, etc) y de la deforestación. La tala indiscriminada de árboles daña seriamente a los hábitats, repercute negativamente en la biodiversidad, erosiona al suelo y altera los ciclos del agua, por ejemplo.
Las especies invasoras, generalmente definidas incluso como exóticas, son microorganismos, hongos, animales o plantas que, por accidente (de forma involuntaria) o por decisión humana (voluntariamente), resultan transportados a zonas ajenas a sus áreas naturales de distribución. Son una preocupante amenaza para garantizar la conservación dentro de áreas protegidas, generan considerables pérdidas económicas y ponen en riesgo la salud.
La sobreexplotación de recursos naturales y la fragmentación de hábitats son otros desencadenantes de inestabilidades y deterioros en torno al patrimonio natural.
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