El riesgo químico surge toda vez que se manipula o hay presencia de una sustancia química considerada como peligrosa. Exponerse de modo no controlado a un agente químico abre la posibilidad a padecer múltiples patologías (ya sea de manera temporal o permanente), por ejemplo. Como hay sustancias capaces de generar explosiones, incendios, enfermedades y daños al medio ambiente es sumamente importante informarse y emplear todas las medidas preventivas posibles a fin de evitar, o al menos minimizar, los riesgos químicos.
Tampoco hay que pasar por alto que, a raíz de su composición, muchos productos químicos presentan un elevado nivel de toxicidad, razón por la cual es necesario considerar el riesgo tóxico que supone para la salud en caso de ingerirlos, inhalarlos o llegar al contacto con la piel.
Tipos de riesgo químico
Hay una enorme variedad de tipos de riesgo químico: algunos ponen en peligro a la humanidad y otras especies y otros, en definitiva, atentan contra el bienestar de todos los seres vivos porque tienen consecuencias negativas para el medio ambiente.
Las personas, como resultado de exposiciones transitorias o constantes a lo largo del tiempo a productos tóxicos, pueden padecer problemas de salud crónicos o agudos. Cabe mencionar que existen tanto sustancias mutagénicas como sustancias cancerígenas, es decir, que provocan mutaciones de material genético, estimulan el desarrollo de alguna clase de cáncer o incrementan la frecuencia de esta patología dentro de una población. Los venenos, además, son sustancias tóxicas que, de no utilizarse adecuadamente, llevan a la muerte a plantas, animales y personas. Por efecto de sustancias teratogénicas como el alcohol y la isotretinoína, incluso, los fetos y/o los recién nacidos tienen chances de sufrir malformaciones.
Es muy importante ser responsable en el manejo y la autorización de sustancias peligrosas porque gobiernos, empresas y consumidores deben esforzarse al máximo para impedir la contaminación del aire, la contaminación del suelo y la contaminación del agua.
Las sustancias ecotóxicas son mezclas o preparaciones químicas que, en forma de vertidos, residuos o emisiones aéreas, tienen efectos en la fauna y flora ocasionando, entre otras complicaciones, la pérdida de biodiversidad.
Por otra parte, hay que prestar atención a todas las eventualidades vinculadas a la existencia y aprovechamiento de productos químicos, ya que hay que considerar que, más allá de un riesgo ambiental, en numerosas circunstancias hay, por los componentes implicados, riesgo de incendio y/o riesgo de explosión.
Es clave que en los laboratorios se actúe con compromiso y responsabilidad para lograr sustancias lo menos nocivas posibles y encontrar medidas preventivas para minimizar el alcance o la gravedad del riesgo químico.
La lucha debe encaminarse a evitar la bioacumulación (realidad marcada por la concentración de sustancias químicas, entre ellas los compuestos a base de mercurio, en el interior de un organismo). Existen en el planeta muchos bioindicadores, es decir, plantas y microorganismos que terminan absorbiendo hidrocarburos, elementos asociados al fenómeno de la radioactividad, cadmio, níquel, plomo, zinc, etc y al estudiarlos se logra establecer el nivel de contaminación presente en un ecosistema. En materia trófica, asimismo, es posible detectar un fenómeno conocido como biomagnificación que gira en torno a la acentuación de la concentración de una sustancia contaminante por incorporarse mediante el alimento.
Legislación, políticas públicas y educación para minimizar peligros químicos
Para minimizar los peligros químicos se requiere un combo de acciones que combina políticas públicas, legislación y educación ambiental.
Por supuesto, los expertos tienen que trabajar en la identificación y el análisis de los riesgos, proporcionar soluciones de seguridad química, en el desarrollo e implementación de medidas de seguridad, equipos de protección personal (EPP) y protocolos de emergencia.
Deben cumplirse, además, normas de seguridad y respetarse las leyes y regulaciones internacionales y nacionales a fin de adaptarse a todos los requerimientos. Simultáneamente, deben llevarse a cabo campañas de concientización sobre la importancia de proteger al medio ambiente y a la salud frente a sustancias peligrosas y tiene que reforzarse la educación ambiental desde edad temprana.
También es valioso que se apueste por la formación y capacitación que contribuyan a enseñar cómo gestionar los riesgos químicos, así como se agradece la inversión en investigación y desarrollo para ir consiguiendo reemplazar los productos más nocivos gracias a proyectos de innovación en tecnologías limpias.
Fuentes de riesgo químico
Las fuentes de riesgo químico están directamente vinculadas a actividades humanas y al desarrollo de industrias.
En el día a día, a la hora de limpiar y desinfectar ambientes, se emplean detergentes y productos de limpieza que deben utilizarse con extremo cuidado y nunca deben quedar al alcance de menores de edad o mascotas.
En el ámbito de la agricultura, en tanto, es primordial encontrar alternativas menos peligrosas que los herbicidas, plaguicidas y pesticidas porque, además de poner en riesgo la salud de los trabajadores y de los animales que habitan en los territorios afectados por agroquímicos, estas prácticas incrementan la chance de contaminación química en los alimentos.
Tampoco son datos menores los riesgos químicos que hay en la industria farmacéutica al manipular sustancias o realizar pruebas enmarcadas en la elaboración de fármacos y medicamentos.
La producción de aditivos y solventes, al igual que las tareas de metalurgia y minería donde entran en juego metales pesados, también son áreas propensas a riesgos químicos.