El origen de la vida es el proceso a través del cual surgió, por primera vez, un organismo viviente donde antes solo había materia inerte. Dicho procedimiento, conocido como abiogénesis, suele ser motivo de debate ya que existen diferentes teorías sobre su desarrollo.
Se entiende que, a través de distintas formas de reproducción, un nuevo ser vivo siempre se produce a partir de otro con existencia previa. A este fenómeno se lo denomina biogénesis. El problema aparece al tratar de determinar cómo pudo haber nacido la primera partícula con vida cuando no había antecedentes de su tipo.
La abiogénesis sigue siendo un misterio. Aunque hay postulados que tienen un cierto consenso, aún no se logró demostrar de manera fehaciente cuál fue el origen de la vida en nuestro planeta.
El origen de la vida según la religión
El origen de la vida según la religión se explica a través de una intervención divina. Si bien la modalidad y los detalles cambian de acuerdo al credo, en general se alude a una presencia sobrenatural capaz de crear vida de lo inerte o de la nada misma.
A esta postura se la conoce como creacionismo. Si nos centramos en las ramas más conservadoras y fundamentalistas del cristianismo y el judaísmo, se acepta de manera literal lo que se expresa en el libro del Génesis.
De este modo, esta posición sostiene que Dios creó directamente al primer ser humano (Adán) a partir del polvo. La primera mujer, Eva, fue creada del propio Adán. Este pensamiento rechaza de forma tajante la evolución biológica propuesta por Charles Darwin y otros referentes de la ciencia.
Hay, sin embargo, algunos grupos que defienden el creacionismo pero que no son tan terminantes. Se trata de sectores que postulan la intervención de Dios en el origen de la vida, pero aceptando luego las teorías científicas.
La teoría del caldo primordial
La teoría del caldo primordial ubica el origen de la vida en una sustancia (el caldo primordial, primitivo, primario o primigenio) que contenía los componentes necesarios en las cantidades adecuadas para que, bajo ciertas condiciones específicas, pudieran surgir los organismos vivientes.
El ruso Aleksandr Oparin (1894–1980) fue quien aludió por primera vez al caldo primitivo. Según este bioquímico y biólogo, en dicho caldo podía darse una evolución constante de las moléculas de carbono mediante fenómenos químicos y físicos hasta la aparición de materia orgánica.
La hipótesis indica que este líquido rico en carbono, hidrógeno y nitrógeno, al ser expuesto a la energía eléctrica y a los rayos ultravioleta, hizo posible la síntesis abiótica de las moléculas orgánicas para que irrumpan las formas de vida originarias.
El británico John Burdon Sanderson Haldane (1892–1964), en la misma época, dio a conocer un desarrollo teórico similar. Por eso, en ocasiones, se menciona a la teoría de la síntesis abiótica como teoría de Oparin-Haldane.
El experimento de Miller-Urey y el origen de la vida
En 1953, los estadounidenses Stanley Miller (1930–2007) y Harold Clayton Urey (1893–1981) lograron demostrar en un laboratorio de la Universidad de Chicago que era posible recurrir a moléculas inorgánicas para producir moléculas orgánicas.
El experimento de Miller-Urey consistió en preparar una mezcla de agua, nitrógeno, dióxido de carbono, hidrógeno, amoníaco y metano y someterla a radiación ultravioleta, calor y descargas eléctricas. Luego de una semana, observaron la aparición de diversas moléculas orgánicas, como ácido aspártico, ácido glutámico, alanina y glicina, entre otros aminoácidos, además de ácido acético.
Esta prueba demostró que, en las condiciones ideales, pueden surgir componentes orgánicos partiendo de sustancias inorgánicas. Por lo tanto, la teoría de la síntesis abiótica resulta acertada.
Con el tiempo, otros científicos realizaron experimentos similares y obtuvieron adenosin trifosfato (ATP) y ácidos nucleicos. Lo que nunca se consiguió, al menos hasta el momento, es obtener proteínas. En este marco, hay analistas que siguen considerando improbable que el origen de la vida radique en un caldo primordial.
Otras teorías
Otras teorías también han aportado explicaciones tentativas sobre el origen de la vida en la Tierra. La hipótesis del mundo de ARN, por ejemplo, esgrime que las moléculas de ácido ribonucleico (ARN) desarrollan una actividad versátil capaz de originar moléculas que pueden concretar la síntesis de proteínas y del ácido desoxirribonucleico (ADN).
Así, el ARN sería un antecesor del ADN y del resto de las células que permitieron la evolución del sistema genético. Lo que se suele criticar a esta teoría es la dificultad para que el ARN surja de forma espontánea en nuestro planeta.
La hipótesis de la arcilla, por otro lado, fue propuesta por el escocés Graham Cairns-Smith (1931–2016) en 1985. En este caso, se indica que el origen de la vida no estuvo en un líquido sino en un sustrato sólido, más precisamente en la arcilla. Esto se explica a partir de la capacidad de los cristales de este material de replicarse y, según esta teoría, de lograr la atracción o síntesis de proteínas y ácidos nucleicos.
El espacio exterior, lugar del origen de la vida
No se puede dejar de mencionar que algunas teorías ubican el origen de la vida en el espacio exterior. Esto supone que la vida no surgió en la Tierra, sino que llegó a ella desde otro planeta o astro.
De acuerdo a la teoría de la panspermia, la vida terrestre tuvo un nacimiento extraterrestre y arribó a nuestro planeta gracias a cometas, meteoritos o asteroides. Es importante subrayar que se ha detectado materia orgánica extraterrestre en algunos cuerpos celestes. Cuando se afirma que ese viaje fue adrede, se habla de panspermia dirigida.
La astrobiología es la especialidad científica que examina el surgimiento, el desarrollo y la distribución de la vida en todo el universo, tanto en la Tierra como más allá. La exobiología, en tanto, se centra en las posibilidades de que exista vida extraterrestre.
En rechazo a la panspermia se sostiene que es muy difícil que un organismo pueda sobrevivir a las condiciones extremas de un recorrido espacial. La radiación, por otro lado, provoca perjuicios al ADN.
No obstante, se cree que es muy posible que siga existiendo vida afuera de la Tierra. Los proyectos SETI (Search for Extraterrestrial Intelligence) apuntan a analizar señales electromagnéticas para determinar si las mismas son extraterrestres. También envían mensajes a la espera de una posible respuesta desde el espacio exterior.